La propuesta fue entregada por la ministra de Cultura, Giselle González, a la embajadora en el istmo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura(Unesco), Elia Guerra, para que sea presentada en el Centro de Patrimonio Mundial con sede en París, Francia, antes del 1 de febrero.
Según González, la Ruta Colonial se dividió en dos fases: la primera incluye el Castillo de San Lorenzo, Camino de Cruces, Casco Antiguo de Panamá y el Sitio Arqueológico de Panamá Viejo.
Mientras que la segunda incluye a Portobelo y el Camino Real.
La propuesta está encaminada a convertir esos espacios en un patrimonio mundial, tomando en cuenta que el país cuenta con otros de su tipo como el Parque Nacional Darién y el Parque Nacional Coiba; las declaratorias de tipo cultural inmaterial como las danzas y las expresiones relacionadas al Corpus Christi.
A juicio de Itzela Quirós, subdirectora nacional de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura, la iniciativa recoge una nueva narrativa que argumenta cuál es la importancia de estos cuatro sitios, no de forma individual, sino agrupados de dos en dos, de manera que se puedan ver como un todo y justificar su contribución al mundo.
De igual forma se resalta que desde 2019 Panamá trabaja para lograr la nominación de la primera fase elaborando un plan de gestión que debe abarcar a toda la ruta.
Esto cuenta con cuatro partes: la descripción de los componentes, un diagnóstico sobre el marco legal de las propiedades, el estado de conservación y el plan de gestión.
La decisión que adoptará el Comité de Patrimonio Mundial de Unesco se conocerá en julio o agosto del 2024, pero antes, una misión de expertos del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios vendrá en octubre de este año a Panamá para conocer los componentes de la Ruta.
González, quien también presentó la propuesta en el más reciente Consejo de Ministros, destacó este proceso como un objetivo de país.
Por su parte, Guerra precisó que la nominación de la Ruta Colonial Transístmica es un símbolo de importancia del istmo panameño ante el mundo, no ahora, sino desde hace más de 500 años y aseveró que en el caso de que se acepte da a Panamá un valor cultural incalculable a nivel mundial, lo cual también impactará en el turismo.
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