Dicho precepto, dado a conocer el 2 de diciembre de 1823 por James Monroe (1758-1831), quinto presidente de Estados Unidos, en su discurso anual al Congreso de la Unión, refleja las ansias expansionistas y de dominación de la potencia del norte.
Dos siglos después, representantes de 33 países de la región manifestaron en la Declaración de Buenos Aires la voluntad de defender la unidad en la diversidad, la cooperación, la autodeterminación, la integridad territorial, la no intervención en los asuntos internos y la declaración del área como Zona de Paz.
Pese a intentos de la derecha de deslegitimar a la Celac, la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de ese mecanismo, celebrada en esta capital el 24 de enero, mostró el compromiso de avanzar en la construcción de la Patria Grande.
Durante la cita, marcada por el retorno de Brasil y el respaldo de numerosos sectores sociales, se reiteró la necesidad de impulsar acciones conjuntas y trabajar en la institucionalización de ese espacio.
El evento no solo marcó la culminación de la labor de Argentina como presidenta pro tempore- la cual fue reconocida por los países miembros- sino que estuvo acompañado por agrupaciones sindicales, políticas y defensoras de los derechos humanos.
El regreso del gigante sudamericano luego de tres años de ser retirado por el ultraderechista Jair Bolsonaro y la presencia del mandatario Luiz Inácio Lula da Silva sobresalieron como elementos fortalecedores de una plataforma que cobra mayor relevancia ante las acciones desestabilizadoras y golpistas de Estados Unidos y la derecha.
Además, la Declaración señala que la región debe ser un territorio libre de colonialismo y respalda la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
También condena el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba desde hace más de seis décadas y exige su fin inmediato.
Asimismo, resalta la proyección de la Celac como una comunidad de naciones soberanas, capaces de llegar a consensos en temas de interés común y contribuir al bienestar y desarrollo, así como a las acciones para acabar con la pobreza, las desigualdades e inequidades existentes.
Los asistentes aprobaron 11 documentos especiales sobre temas como la preservación de las lenguas indígenas, la protección del medioambiente y la lucha contra el cambio climático, la integración energética y la igualdad de género, entre otros.
Durante la cita, presidentes como el cubano Miguel Díaz-Canel y el venezolano Nicolás Maduro (mediante un video grabado), denunciaron los ataques constantes contra sus países y otros de la Comunidad, pero aseguraron que no habrá amenazas ni agresiones capaces de impedir la continuidad de los procesos democráticos liderados por los pueblos.
Además, consideraron que el fortalecimiento de la Celac es una tarea impostergable.
Por su parte, Lula repudió el extremismo, el terrorismo y la violencia política y defendió la cooperación e integración latinoamericana.
De su lado, el mexicano Andrés Manuel López Obrador demandó el respeto a la independencia y la auténtica democracia en un mensaje enviado a la cita.
A su vez, el mandatario argentino, Alberto Fernández, reiteró la necesidad de preservar la unidad en la diversidad y de institucionalizar ese organismo.
Fernández destacó la importancia de seguir llevando la voz del sur a todos los foros internacionales y entregó la titularidad pro tempore de la plataforma al primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.
Durante la Cumbre, cientos de agrupaciones de varios países, reunidas en la Celac Social, llegaron hasta el Hotel Sheraton para expresar su respaldo a los gobiernos progresistas y en favor de los pueblos.
En una declaración conjunta, aseveraron que la integración es una condición esencial para alcanzar la verdadera independencia y consolidar la paz.
Asimismo, condenaron las agresiones estadounidenses y pidieron acciones coordinadas para demandar el desmantelamiento de las bases militares instaladas por Washington en América Latina y el Caribe.
También rechazaron la injerencia norteamericana, las acciones golpistas en naciones como Perú y Brasil; y los recientes intentos de asesinato contra la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, y a la colombiana, Francia Márquez.
Para el politólogo argentino Atilio Borón, el intervencionismo estadounidense llegó a niveles escandalosos, por lo cual consideró imprescindible una Celac robusta “para ponerle freno a tanta prepotencia imperial”.
Asimismo, indicó que ese mecanismo es una de las iniciativas estratégicas más importantes de Nuestra América.
Sólo una acción concertada entre nuestras naciones podrá evitar la brutal recolonización de Latinoamérica y el Caribe, montada sobre una derecha radical y violenta que es promovida, asesorada y financiada desde Washington a través de numerosos canales, aseveró.
La idea fundacional de Hugo Chávez (1954-2013), Fidel Castro (1926-2016), Raúl Castro y en general de la izquierda latinoamericana, era hacer de ese organismo una alternativa real y efectiva a la Organización de Estados Americanos, que jamás dejó de ser el “ministerio de colonias” norteamericano, añadió.
Borón apuntó que el ascenso de regímenes como el de Mauricio Macri en Argentina y el de Bolsonaro en Brasil tuvieron una repercusión negativa y suspendieron esa plataforma en una especie de limbo político.
Otro factor dañino es la renovada beligerancia del imperialismo. De los 33 Estados que conforman la Celac hay por lo menos 15 que son extremadamente vulnerables a las decisiones de Washington por temas como las remesas, dijo.
Ante presiones y agresiones de esa potencia como los bloqueos a Cuba, Venezuela y Nicaragua, el analista insistió en la relevancia de una estrategia de acción colectiva, crucial para enfrentar las turbulentas aguas de la escena internacional.
En un sistema mundial conmocionado, en el cual Estados Unidos tramita con furia el inexorable debilitamiento de su gravitación internacional, la tentación de apoderarse del territorio y las riquezas existentes al sur del Río Bravo se convierte en una pasión tan irresistible como insana, advirtió.
“América para los (norte)americanos”, reza la Doctrina Monroe. Por eso la Celac es más necesaria que nunca, concluyó.
*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Argentina
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