Por Orlando Oramas León
Corresponsal jefe en Uruguay
En su despedida en la residencia oficial presidencial de la calle Suárez, de Montevideo, dijo a su anfitrión, Luis Lacalle Pou, que le esperaba pronto en Brasilia, lo cual otorgó un ambiente cordial a lo que antes fueron conversaciones intensas.
La antesala estuvo marcada por el diferendo provocado por la búsqueda uruguaya de abrirse al mundo más allá de los compromisos con el Mercado Común del Sur (Mercosur); en particular, la meta de Lacalle, de conseguir con China un acuerdo de libre comercio y adherir a su país al Tratado Transpacífico, que aglutina a más de una decena de países.
Antes, el canciller brasileño Mauro Vieira había adelantado que tal pretensión “destruiría al Mercosur”, al que están afiliados además Argentina y Paraguay.
Fue una postura en sintonía con la que el presidente argentino, Alberto Fernández, tuvo a principios de diciembre aquí, que resultó un encontronazo con el mandatario uruguayo, quien en esa fecha fue anfitrión de la última cumbre de Mercosur.
En la ocasión el gobernante uruguayo criticó al bloque regional por no avanzar en tratados internacionales, incluido el que desde hace más de una década se negocia con la Unión Europea, la cual exige ahora requisitos ambientales.
Pero algunos socios de Mercosur entienden que Uruguay rompe las normas, y en particular afecta los acuerdos arancelarios por los cuales se mueven a lo interno las mercaderías producidas en el entorno del Mercado Común del Sur.
Una de cal y otra de arena, pareció resumir la respuesta de Lula da Silva, quien consideró justa la pretensión uruguaya y subrayó el derecho de las naciones a conseguir sus intereses nacionales.
Aunque como Salomón, el curtido político brasileño sentó una pauta difícil de cuestionar. Primero el Mercosur debe cerrar el acuerdo con la UE, para lo cual Lula comprometió sus esfuerzos, amén de sus reconocidas políticas medio ambientales que contrastan con la del antecesor, Jair Bolsonaro, pues son demandas que añaden los europeos.
Luego se sentarán las bases y negociaciones internas para encarar un acuerdo de libre comercio con China, con cuyo gobierno, comentó el brasileño, tiene ascendencia.
Su colega uruguayo adelantó que las partes acordaron reuniones técnicas para tal propósito, a las que serían invitados a futuro representantes de los otros miembros, Argentina y Paraguay.
No fueron los únicos temas entre ambos jefes de Estado. Uruguay y Brasil podrían trabajar desde ahora en el desarrollo de hidrovías en las lagunas Merín y de los Patos, para el transporte fluvial.
También acordaron avanzar en la construcción de un puente de mayor porte entre las ciudades fronterizas de Río Branco y Yaguarón, lo cual redundaría en mayor tránsito de carga comercial y productiva.
Un viejo proyecto que volvió a la luz fue el de convertir en binacional el aeropuerto de la ciudad de Rivera, en el norte de Uruguay, y que limita con la urbe brasileña Santana do Livramento.
Fueron asuntos conversados antes de una conferencia de prensa conjunta que siguió a un asado uruguayo, el cual el visitante calificó como “el mejor del mundo”.
LA OTRA AGENDA
Lula luego fue a la Intendencia de Montevideo, y allí le esperaban varios miles de uruguayos, brasileños y de otras nacionalidades.
Banderas, carteles, lemas y cánticos le recibieron en esa explanada, adonde compareció luego de recibir la medalla “Más Verde”, que le entregó la intendenta Carolina Cosse en reconocimiento a sus políticas ambientales.
Tuvo Lula aplausos y una rechifla, esta última cuando mencionó su encuentro con el presidente Lacalle Pou.
También obtuvo reconocimiento cuando habló de trabajar en la integración latinoamericana, y sobre el papel de las mujeres cual líderes políticas, como la Cosse, probable aspirante presidencial desde las filas del opositor Frente Amplio.
Y como colofón, Lula da Silva se fue a la casa del expresidente José Mujica, y de su esposa y exvicepresidenta Lucía Topolansky.
Es una humilde chacra (finca), donde el mandatario brasileño tuvo de interlocutores además a los presidentes del Frente Amplio y de la central sindical PIT-CNT, Fernando Pereira y Marcelo Abdala, y el intendente frenteamplista Yamandú Orsi, entre otros.
Allí conoció que los trabajadores uruguayos se movilizaron ante la intentona golpista en Brasilia, el 8 de enero.
Se hablaron de varios temas, otra vez la integración sobre la cual Mujica tiene su propia propuesta.
No lo puedo resumir, dijo Pepe Mujica sobre el encuentro. Hay que defender el derecho global de América Latina, acotó el viejo luchador político, quien subió en su añejo auto VW al entrañable invitado para dar una vuelta a su chacra, y hablar sobre lo que solo Dios sabe.
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