Berlín se negó a suministrar los referidos blindados a Ucrania, durante una reciente reunión de ministros de Defensa de 50 países, celebrada en la base aérea germana de Ramstein, pero acto seguido, presionado por otros en Occidente, accedió a hacerlo.
Alemania, cuya decisión coincide ahora con el Día de recordación de las víctimas del Holocausto, para nada debe tener lejana la imagen de los tanques nazis a la entrada de la Unión Soviética, o peor aún, en medio de la batalla de Kursk, la más grande de esos equipos bélicos.
Pero el atraso en la decisión germana también parece estar relacionada con una cuestión muy trivial: la reputación de los Leopard-2 en el mercado de armamentos, después de su pobre actuación en manos del ejército turco en las acciones en Siria, según expertos.
Además, el gobierno del canciller federal Olaf Scholz debió sopesar que para el entrenamiento de los cuatro tanquistas ucranianos requeridos en cada Leopard-2 se necesita tiempo, en medio del aumento de la intensidad de los combates en el conflicto.
El 24 de febrero pasado, el presidente Vladimir Putin anunció el inicio de una operación bélica en Ucrania, para proteger la población de la rebelde región de Donetsk, así como para desmilitarizar y desnazificar a ese país.
Pero a casi un año de iniciarse la confrontación, Occidente, sobre todo sus potencias europeas, parecen plantearse un nuevo reto: armar a Ucrania por todas las vías posibles, pues ahora toca a los tanques y misiles de mayor alcance, pero en fila esta el envío de cazas.
De acuerdo con la publicación digital Voenoe Obozrenie, las fuerzas armadas de Ucrania podrían sumar otros 200 mil hombres más sobre las armas, mientras las pérdidas reconocidas por oficiales del estado mayor rondarían los 130 mil desde el inicio de la contienda.
En ese caso, aparece nuevamente la posibilidad de que a los militares europeos les toque la tarea de participar directamente en las acciones combativas, en lo que parece ser una encerrona para sus propósitos de destruir a Rusia, consideran expertos.
La propias ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, consideró en un reciente encuentro con parlamentarios europeos que su país estaba en guerra con Rusia en Ucrania, una frase que pareció esconder poco su objetivo de sentido figurado.
EL EFECTO DOMINÓ
La decisión alemana de enviar en una primera etapa 14 de sus tanques a Ucrania, después que Estados Unidos aceptó suministrarle 30 Abrams M1, provocó un efecto dominó de anuncios en países europeos.
De acuerdo con Der Spiegel, España se refirió a su intención de contribuir con Leopard-2, sin precisar aún la cifra de entre los 327 en su poder, al igual que Polonia, con 15, Portugal, con cuatro, Finlandia, con 30, al igual que Suecia, y Dinamarca con 44.
Además de los cerca de un centenar de Leopard-2, en un futuro próximo Ucrania contaría con tanques británicos Challenger-2, lo cual, según especialistas militares, podría permitirle formar nuevas brigadas motorizadas, en base a material de combate occidental.
Todo ello muestra un camino que llevaría a una mayor escalada del conflicto, con un peligro cada vez más creciente de trascender la frontera ucraniana, en lo que amenaza con convertirse en un verdadero reto para Europa, destacan especialistas. mem/to
