Dicho ejemplar aprendió a realizar algunas funciones básicas para pilotar la nave en el centro de medicina aeroespacial de Holloman, Estados Unidos.
Durante su entrenamiento recibía golosinas como premio o descargas eléctricas como castigo.
Ham logró alcanzar una altura de 253 kilómetros y permaneció durante siete minutos en estado de ingravidez.
El vuelo duró 16 minutos y 39 segundos y la cápsula amerizó en el océano Atlántico, a 679 kilómetros de distancia del punto de despegue.
Ham fue rescatado sano y salvo, y una rápida revisión confirmó que se encontraba en buenas condiciones, suerte que no tuvieron seis simios anteriores que debían cumplir con igual acometido.
Después de ser el primer chimpancé lanzado al espacio exterior y que además demostró que podía seguir trabajando y recibiendo órdenes allá arriba, Ham murió en un zoológico el 19 de enero de 1983 con 26 años de edad.
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