De acuerdo con un reporte divulgado este miércoles por el Instituto Nacional de Estadísticas (Istat) la inflación subyacente, sin contar la energía ni los alimentos frescos, marcó en enero un porcentaje de 6,0, superior al de 5,8 registrado el mes anterior, pero la que excluye gastos energéticos se mantuvo estable en el 6,2 por ciento.
Sin embargo, en términos anuales los precios de los bienes muestran un perfil de desaceleración, con una reducción del 17,1 al 14,2 por ciento, aún cuando los de los servicios presentan un ligero aumento, al pasar de 4,1 a 4,2 puntos porcentuales.
Ese descenso se debe principalmente a una ralentización de los precios de recursos energéticos regulados, del 70,2 al 10,9 por ciento; de los de alimentos no elaborados, que decrecieron del 9,5 al 8,0, así como de los de servicios recreativos, culturales y de cuidado personal, que bajaron de 6,2 a 5,5 puntos, apuntan los expertos.
Los efectos de estas tendencias fueron solo parcialmente compensados por la aceleración de los precios de los alimentos elaborados, del 14,9 al 15,2 por ciento; de los bienes no duraderos, que subieron de 6,1 a 6,8 puntos porcentuales, y de los servicios relacionados con vivienda cuyo porcentaje ascendió de 2,1 a 3,2 puntos.
El análisis concluye que la dinámica de los precios de los combustibles se acentuó en enero, mientras las tensiones en los precios al consumidor se mantienen generalizadas para varias categorías de productos, como los alimentos procesados; otros bienes, tanto duraderos como no duraderos y los servicios de vivienda.
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