Por Joel Michel Varona*
Un estudio concluyó que esos organismos ofrecen una alternativa en materia de cambio climático, protección de la biodiversidad y seguridad alimentaria.
«Las algas tienen un gran potencial comercial y medioambiental como alimento nutritivo y componente básico de productos comerciales como piensos, plásticos, fibras, gasóleo y etanol”, subrayan los expertos citados en la revista Nature Sustainability.
Aseguraron que la expansión del cultivo de algas marinas podría ayudar a reducir la demanda de cultivos terrestres y disminuir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero de la agricultura.
Los investigadores propusieron cultivar más de las 34 especies de algas y calcularon los beneficios medioambientales al tener en cuenta el uso del suelo, del agua, los fertilizantes y de las emisiones.
Existen millones de hectáreas de océano disponibles para este empeño y sería interesante, en opinión de los especialistas, en un escenario previsto para 2050 sustituir en 10 por ciento de la dieta humana mundial por productos derivados de las algas marinas.
Esa solución tendría que llevarse a cabo con cuidado, para evitar desplazar los problemas de la tierra al océano.
Las algas son excelente fuente de vitaminas A, B1, B12, C, D y E, riboflavina, niacina, ácido pantoténico y ácido fólico.
El contenido de minerales en las algas es alto, entre ellos, se incluyen el sodio, calcio, potasio, cloro, sulfuro y fósforo.
Las algas también contienen compuestos bioactivos de alta capacidad antioxidante como los caroteinodes y polifenoles que provienen de los pigmentos naturales de estas.
En muchos casos es difícil determinar qué compuestos son los responsables de la actividad antioxidante, pero esta puede deberse a un sinergismo entre varios compuestos.
Las algas tienen como rasgo distintivo respecto a las plantas terrestres, que presentan compuestos polisacarídicos y simples sulfatados, así como florotaninos y bromofenoles, algunos de ellos también con actividad antioxidante.
Esas constituyen organismos prometedores como fuente de combinaciones antioxidantes, con disímiles aplicaciones tanto en la prevención y el tratamiento de diversas enfermedades como en la preservación de alimentos.
Las algas marinas no solo jugarán un papel muy importante en el futuro de la humanidad, Medakamo hakoo, es una nueva especie de microalga de agua dulce descubierta por investigadores de la Universidad de Tokio, Japón.
La misma es la más pequeña conocida en el mundo hasta ahora, con cualidades inherentes que le permiten ser cultivada de forma estable a alta densidad, lo que significa que podría utilizarse eficazmente para elaborar productos útiles para la alimentación y la industria.
Estos diversos organismos acuáticos se alimentan de agua, luz y nutrientes, y los hay de todas las formas, colores y tamaños.
Explicaron los científicos que las microalgas son un tipo ultrapequeño de algas invisibles para el ojo humano, pero que forman parte vital del ecosistema terrestre y constituyen la base de todas las cadenas alimentarias acuáticas.
Llaman especialmente la atención por su capacidad para capturar dióxido de carbono, su uso como biocombustible y como fuente alternativa de proteínas.
Los investigadores prosiguen en su búsqueda porque en su opinión existen decenas de miles de tipos de microalgas, que proliferan en lugares insospechados.
Las microalgas se componen de relativamente pocos genes, y esta forma poco complicada las hace útiles para los científicos que tratan de identificar qué funciones desempeñan los distintos genes y cómo podrían utilizarse.
arc/joe
*El redactor es reportero de la redacción de Ciencia y Técnica