Pero tenía que haber un ganador, y ninguno quería perder. como suele ocurrir.
Las hostilidades comenzaron cuando cuatro países, Senegal, Nigeria, Camerún y Ghana proclamaron la paternidad del jollof, situación inusual porque cuando de padre dudoso se trata, por lo general, los implicados tienden a sacudirse la autoría a despecho de lo que diga la madre.
La manzana, o mejor, el plato de la discordia, hasta que el veredicto de la Comisión de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) decretó el fin de las hostilidades, fue el suculento plato que hace las delicias en palacios y cabañas de cientos de millones de africanos y extranjeros.
Senegal resultó vencedor en el conflicto secular ya que el origen fue rastreado hasta la comunidad pesquera de la isla de San Luis donde a alguien se le ocurrió en la primera mitad del siglo XIX guisar arroz partido con pescado y tomate.
Las fragancias del embrión fueron las madres de nuevas adiciones: moluscos, cebollas, ajo, perejil, chile, berenjenas, col blanca, yuca, boniato, quimbombó y hojas de laurel, resultantes en lo que hoy en Senegal responde al nombre de Ceebu jën y en sus vecinos de África occidental de jollof.
De semejante mixtura de ingredientes pudo emerger un bodrio monstruoso, pero no, milagros de la hibridación, como ocurre entre los humanos, resultó en una delicia para el paladar y las vías digestivas con la ventaja añadida de ser ecológico por antonomasia y, por si fuera poco, económico y alimenticio.
La interconexión entre los beligerantes fue la semilla del conflicto pues todos reclamaron la paternidad en una conflagración que duró décadas hasta que la Unesco, en aras de la calma culinaria, ejerció como árbitro y restableció la paz con la inclusión del jollof senegalés en la lista del Patrimonio Intangible de la Humanidad.
Aunque el veredicto es inapelable, los vencidos muestran cierta reticencia y para contornear la decisión lo llaman de distintos nombres, como en el caso de Camerún, donde lo bautizaron arroz frito.
Pero llámese como se llame la criatura lo tangible es que el padre son los pescadores de la isla senegalesa de San Luis y todos, tirios y troyanos, pueden disfrutarlo a voluntad, padres adoptivo y biológicos, sin distinción.
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