Orban revive así una idea “inadmisible” para el bloque comunitario, días antes de una cumbre destinada a debatir sobre un mecanismo que sirva de freno a ese asunto.
La cita se convocó después de que Austria y Países Bajos encabezaron protestas ante los poderes de la UE, debido al aumento en la llegada de migrantes irregulares a sus zonas limítrofes.
La agencia de fronteras del bloque integracionista informó de 330 mil cruces ilegales el pasado año, la cifra más alta desde 2016.
Pero los estados están muy divididos sobre cómo proceder en cuanto a la atención de los migrantes en su suelo y durante años empeñan esfuerzos en reforzar sus fronteras exteriores para evitar arribos a través de rutas no oficiales y, a menudo, mortales.
Naciones como Polonia, Hungría y Eslovenia levantaron vallas fronterizas, sin embargo, la Comisión Europea, encargada del presupuesto compartido del bloque, se niega a financiar esa alternativa.
Como argumento, el ente comunitario alega que esa solución va en contra de los valores democráticos liberales y los derechos humanos.
Mientras, miles mueren a manos de traficantes de personas que cobran grandes sumas de dinero a quienes tratan de escapar del hambre, la miseria y las guerras en sus países de origen.
Organizaciones internacionales y de derechos humanos denuncian de forma reiterada ese fenómeno, reconocido además como una asignatura pendiente por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En países como Grecia, la mayoría de los indocumentados viven en campamentos habilitados al efecto, pero en condiciones lamentables, según denuncias de varias organizaciones no gubernamentales.
Emplazamientos construidos en islas helenas del mar Egeo albergan una cantidad mayor de personas de las posibles, de acuerdo con su capacidad.
Durante la pandemia de Covid-19, muchos murieron allí y en otros refugios debido al hacinamiento y la falta de higiene.
En ese contexto, Von der Leyen se negó a financiar “alambre de espinos o muros”, aunque ofreció dinero para infraestructuras físicas fronterizas, como equipos de vigilancia.
Los líderes de Malta, Dinamarca, Grecia, Lituania, Letonia, Estonia, Austria y Eslovaquia afirmaron en una carta conjunta, previa a la cumbre, que el “actual sistema de asilo de la UE está roto”.
De nuevo, la migración irregular es hoy uno de los problemas más acuciantes de la UE, afirma el texto.
Sin esfuerzos renovados y fructíferos (…) sólo cabe esperar que este problema continúe y aumente en los próximos años, sentencia la misiva.
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