Cualquiera sea el ganador echará sobre sus espaldas los enormes problemas del país más poblado de África, bendecido con enormes riquezas naturales, pero lastrado por conflictos políticos, corrupción rampante y subdesarrollo secular, con la reciente añadidura de una inflación galopante.
Sin pasar por alto la erupción de ataques de pandillas en el norte nigeriano donde saquean, extorsionan y secuestran a civiles, tendencias separatistas en el sur y conflictos étnicos, confesionales y territoriales entre pastores musulmanes y granjeros cristianos y animistas.
La contienda está descrita como un competencia entre políticos tradicionales, cabezas de la relación de favoritos, y jóvenes lobos proponentes de cambios en el orden político establecido sin llegar a modificaciones raigales, tarea titánica que nadie parece dispuesto, o en condiciones, de enfrentar.
El cabeza de serie es Bola Tinubu, veterano cofundador del partido Congreso de Todos los Progresistas (APC, en inglés, en el gobierno), exgobernador de Lagos, la segnda ciudad en importancia de Nigeria,cercano a Buhari por una alianza de correligionarios, por lo que es posible suponer que cuenta con el apoyo del mandatario.
Su principal oponente será Atiku Abubakar poseedor de experiencia en la dirección del Estado, adquirida durante su designación como vicepresidente entre 1999 y 2007, durante el mandato del presidente Olesegun Obasanjo del Partido Democrático Popular.
El benjamín de los punteros es Peter Gregory Obi, cristiano de 61 años, sus dos contrincantes son septuagenarios y musulmanes, cuyo programa cuenta con apoyo entre los electores jóvenes los cuales recuerdan su gestión como gobernador del estado de Anambra, único en reportar superávit en el presupuesto anual, una primicia en este país.
La plataforma de Obi es atractiva pues promete aumentar la generación de electricidad modificar la triple tasa de cambio de la naira, la divisa nigeriana, aumentar la producción agrícola y aumentar los fondos de las Fuerzas Armadas, un guiño a los militares en busca de su respaldo.
Sea cual fuere el ganador tiene ante sí una tarea hercúlea y su desempeño puede probarse una hazaña, u otra decepción, la vida dirá.
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