El grupo, que incluye investigadores de la Universidad de Cambridge, realizó el hallazgo en rocas de playa de 57 millones de años de antigüedad en North Otago, en la Isla Sur de Nueva Zelanda, según informó la revista Journal of Paleontology.
Los expertos utilizaron escáneres láser para crear modelos digitales de los huesos y compararlos con los de otras especies fósiles, aves voladoras buceadoras como las alcas y pingüinos modernos.
Para estimar el tamaño de las nuevas especies, el equipo midió cientos de huesos de pingüinos modernos y calculó una regresión utilizando las dimensiones de los huesos de las aletas para predecir el peso.
Concluyeron que los huesos de las aletas más grandes pertenecían a un pingüino que pesaba la asombrosa cifra de 154 kilogramos, tres veces más que los pingüinos emperador, los más altos y pesados de todos los de su tipo vivos, que suelen pesar entre 22 y 45 kilogramos.
«Muchos de los primeros pingüinos fósiles alcanzaron tamaños descomunales, superando fácilmente a los mayores ejemplares actuales. Nuestra nueva especie, Kumimanu fordycei, es el pingüino fósil más grande jamás descubierto”, afirmó el doctor Daniel Field, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Cambridge.
También se encontraron múltiples especímenes de una segunda especie de pingüino, lo que proporcionó una visión detallada del esqueleto.
Llamado Petradyptes stonehousei, pesaba 50 kilogramos, menos que el Kumimanu fordycei, pero muy por encima del peso de un pingüino emperador.
De acuerdo con los científicos las dos especies recién descritas demuestran que los pingüinos se hicieron muy grandes al principio de su historia evolutiva, millones de años antes de que afinaran el aparato de sus aletas.
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