Los indocumentados perdieron la vida cuando trataban de llegar a suelo europeo, para huir de conflictos o en la búsqueda de un futuro menos trágico que el que les esperaba en sus países de origen.
Las estadísticas difundidas aquí por la ong Save the Children aseguran que alrededor de medio millón de indocumentados cruzaron o intentaron atravesar el que los romanos del imperio llamaban Mare Nostrum en procura de lo que en ocasiones devino un espejismo trágico.
El ente estima que la encuesta arroja que parte son responsabilidad de “la creciente tendencia de los gobierno europeos forzosa e ilegalmente y a menudo con violencia a evitar que los refugiados entren en sus territorios y a veces secuestrando y expulsando a los que llegan”.
La investigación cita una advertencia de la agencia de la ONU para los refugiados según la cual “el (derecho de asilo está siendo atacado en las fronteras europeas y que las expulsiones “son realizadas de manera violenta y al parecer sistemática”.
Al respecto señala que esas expulsiones de migrantes ocurrieron, en España de indocumentados provenientes de Marruecos; Grecia, desde Tukiye e Italia a llegados desde Libia y Túnez.
Bajo el derecho internacional y la legislación de la Unión Europea, las expulsiones son ilegales y violan el derecho de asilo y el principio jurídico que prohíbe de cualesquiera personas a lugares en los cuales arriesgan persecución, tortura o amenaza de muerte, señala el reporte de 40 páginas.
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