«Hay pérdidas que ya no se recuperan por más que llueva», declaró el mandatario, según el diario El Observador.
Lacalle Pou aseguró que el gobierno sigue de cerca la coyuntura y adoptó «medidas de todo tipo».
En Uruguay rige la emergencia agropecuaria, extendida por la continuación de la canícula, que afecta a productores rurales, sin que los pronósticos del clima avizoren un cambio favorable.
La decisión gubernamental contempla alivios fiscales, préstamos y otras prestaciones a los productores.
De hecho la sequía se siente en mercados, con frutas y verduras impactadas en su calidad y precios mayores, mientras que los ganaderos resienten otros efectos.
Dos días atrás llovió en el territorio uruguayo, pero aquellas aguas quedaron en el olvido cuando plantaciones y fuentes de agua potable precisan más del vital líquido.
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