“Recibimos con mucha fe y esperanza el martes de Ch’alla, una tradición que nos permite agradecer las bendiciones de la Madre Tierra, seguros que vienen mejores días para nuestra querida Patria. ¡Avanzamos!”, escribió el jefe de Estado en su cuenta de Twitter.
Morales, por su parte, afirmó en esa red social que “en este martes de Ch’alla nos unimos a nuestras hermanas y hermanos que agradecen a Dios y la Pachamama por todos sus dones y beneficios en el trabajo, la salud y la economía”.
Añadió el líder del Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) que Bolivia es “un pueblo creyente, digno y respetuoso de sus tradiciones. Que toda celebración sea con moderación”.
La Ch’alla es una tradición de origen andina que se practica el primer martes después del carnaval en reciprocidad con la Pachamama o Madre Tierra y consiste en el acto de regar el suelo u otro bien con alcohol y otros elementos simbólicos.
En el campo se caracteriza, básicamente, en cubrir la tierra con pétalos de flores y enterrar una olla de patatas cocidas, cigarros, hojas de coca y alcohol para alimentar a la Pachamama, mientras los participantes beben y ofrecen cantos y bailes.
Los citadinos, en tanto, adornan sus propiedades (casa, negocio, automóvil y otros bienes) con serpentinas de colores y sobre ellos rocían alcohol, granos dorados, pétalos y confites en las cuatro esquinas.
Elemento común en este ritual es la mesa o apxata, un colorido altar donde se realizan ofrendas; está cubierto por un aguayo o manta colorida, y sobre ella se colocan frutas, caramelos, especias, cereales, confites, nueces, vino, aguardiente, pétalos de flores, serpentinas y un feto de llama.
Todos esos elementos son quemados para ahumar a los presentes con maderas aromáticas de Koa y palo santo, que luego serán enterrados con el objetivo de “alimentar” a la tierra.
Gente del campo y de la ciudad utilizan petardos durante la ceremonia, porque según las creencias de los bolivianos el ruido aleja los malos ajayus (espíritus).
La comida es un elemento central en la challa, y cada región tiene un plato característico para esta celebración; en el altiplano se comparte el ancestral Aptapi, merienda común sobre una larga alfombra en la cual cada comensal aporta distintos alimentos.
Los beneficios económicos del Proceso de Cambio liderado por el MAS-IPSP se evidencian en esta fecha, cuando hombres y mujeres colman los centros comerciales en busca de elementos con los cuales aportar más colorido y lucidez a su forma de venerar, pedir, agradecer y nutrir la Pachamama.
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