A la espera de una decisión final de la Asamblea General, la asociación bancaria retomará sus funciones hasta el viernes, a petición del primer ministro interino, Najib Mikati, con el propósito de asegurar los sueldos y salarios del sector público en el cierre de mes.
El gremio abordará en reunión la continuidad del paro en caso de la persistencia de la jueza Ghada Aoun de mantener la acusación contra los entes de participar en prácticas corruptas como el lavado de dinero y la malversación.
Tanto Mikati como la Asociación de Bancos enfatizaron en que no interfieren con el trabajo del poder judicial, en tanto, el Consejo Superior de la Judicatura reiteró el compromiso con asegurar las condiciones para el normal funcionamiento de la legalidad en el país.
Mikati aseveró en el objetivo de proteger al sector bancario como pilar fundamental de la economía y no a ningún directivo o funcionario que viole las leyes.
En este sentido, el líder del gabinete ministerial ratificó la prioridad de devolver el dinero a los depositantes y “dejar de defraudarlos con procedimientos en contra de los reglamentos pertinentes”.
En 2019 estallaron protestas en toda la nación levantina debido a la mala gestión de los fondos públicos y la corrupción percibida de la élite política y financiera.
La jueza Ghada Aoun lidera en el presente una ofensiva contra el desempeño de los bancos libaneses y recientemente acusó a varios funcionarios de corrupción, bajo cuestionamientos por extralimitarse en su autoridad.
Ante tales acciones, la Asociación inició un paro de sus labores, que generó protestas de los depositantes y discrepancias en el poder judicial.
Según economistas, durante casi tres años los bancos en el país impusieron restricciones sobre el dinero de los ciudadanos en moneda extranjera, especialmente el dólar, y establecieron estrictos límites para retirar sus fondos en libras libanesas.
En la percepción general de los pobladores, el gobernador del Banco Central, Riad Salameh, figura como uno de los principales responsables de hundir al país a su peor escenario en la época moderna.
Actualmente la libra ya superó el cambio de 80 mil por cada dólar en el mercado paralelo y los precios de los artículos de primera necesidad aumentaron para acentuar las dificultades económicas, financieras y sociales de Líbano.
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