En su conferencia de prensa matutina en el Palacio Nacional, el mandatario trató a fondo el tema al ser preguntado si con los elementos ya revelados en el juicio en Nueva York al exsecretario de Seguridad Pública era suficiente para encausar ya a Fox (2000-2006) y a Calderón (2006-2012) quienes lo emplearon y auparon.
López Obrador pidió esperar porque hasta junio es que se hará la sentencia y de acuerdo con las leyes de Estados Unidos el fiscal puede acudir a mecanismos para que García Luna hable como testigo protegido a cambio de reducir años de condena.
Dijo que existe la información, que él la posee y sabe que es valiosa, y si habla sería un buen servicio al país, independientemente de que se beneficie con una reducción de la pena, pero que explique cuál fue su relación con los Gobiernos de Fox y Calderón, los expresidentes del Partido Acción Nacional.
Insistió en que no descarta esa posibilidad porque existen los mecanismos y a García Luna lo condenarán a 20 años de prisión como mínimo y hasta cadena perpetua y no le quedará más remedio que decidir qué hace y si habla sería muy bueno para el Gobierno y la justicia de Estados Unidos y de México y de nuestros pueblos.
Por tanto, ejemplificó, si un ladrón común y corriente es castigado, uno que, además, es servidor público debe ser doblemente sancionado porque además de delinquir incumple su compromiso de servir a los demás.
García Luna debería revelar qué relación mantuvo con la Fiscalía, con quienes estaban en los sexenios panistas de Fox y Calderón, cómo llega a esos cargos, cómo y por qué lo nombran secretario de Seguridad y asciende hasta llegar a ser brazo derecho de este último.
De igual manera revelar de lo que sabía y ha aceptado un encargado de la embajada de Estados Unidos en México que incluso fungió de embajador, y su relación con las agencias como la antinarcóticos DEA, la Central de Inteligencia y otras y por qué en el juicio no se habló de nada de eso, que los premiaron allá y que trabajaba con ellos de manera coordinada, expresó el mandatario.
Dijo que con todo eso tiene que ver el operativo de Rápido y Furioso, un plan mediocre para entregar armas a sectores del narcotráfico bajo la argucia increíble de que estaban supuestamente dotadas de sensores para rastrar a las bandas del crimen organizado como si estas no supieran de lo que se trataba cuando tenían el control hasta del aeropuerto principal de México como ya se demostró.
Es ingenuo hacer creer que los narcotraficantes no se fueran a enterar de que los fusiles y otras armas tenían sensores de localización cuando ellos habían infiltrado todas las instituciones, las altas esferas del gobierno y la Policía Federal. Por tanto, no es solo García Luna, sino la presidencia del país.
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