De acuerdo con la investigación, apenas una pequeña minoría de esos centros educativos contempla a los educandos elegibles para los programas de apoyo consistentes, por ejemplo, en el otorgamiento de comidas escolares gratuitas.
En contraste, ello constituye una desventaja cuando la institución de enseñanza posee exceso de solicitudes y excluye a quienes no tienen el dinero suficiente para vivir cerca de las entidades de mejor rendimiento, reveló el informe financiado por la Fundación Nuffield.
El análisis apuntó que el uso de la ubicación geográfica como requisito de entrada puede “establecer o reforzar la segregación” en las localidades, pues los padres más ricos poseen los recursos para adquirir ese cupo en las escuelas públicas, mediante el mercado inmobiliario.
Según Ruth Maisey, directora del programa de educación de esa fundación benéfica, la pesquisa “destaca la barrera muy real que enfrentan los alumnos de hogares con bajos ingresos cuando solicitan su lugar en la escuela secundaria”.
De igual manera, espera que este estudio aliente a más espacios al pensamiento creativo sobre el uso de sus criterios de ingreso en la promoción de oportunidades y acceso más justo.
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