El informe Tendencias de la mortalidad materna de 2000 a 2020 utiliza los datos nacionales disponibles sobre ese indicador, que revelan la ralentización experimentada por varias naciones a partir de 2016.
La oficina regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que alrededor de mil mujeres murieron en ese continente en 2020, debido a complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto.
«Todas y cada una de estas muertes representan una pérdida desgarradora de una mujer o una niña, y de todas las oportunidades que podría haber tenido en el futuro”, afirmó el director de esa dependencia, Hans Henri P. Kluge.
El funcionario apuntó que la mortalidad materna es una realidad devastadora que puede prevenirse con una atención oportuna y adecuada durante el embarazo y el parto, en la que determinan los ingresos, el acceso a la educación, la raza y la etnia.
Kluge precisó que las inversiones en el sistema sanitario, por ejemplo, en infraestructuras y equipos adecuados, dotación y formación del personal sanitario, pueden mejorar los resultados, ya que para abordar esta agenda inacabada se necesita la acción de todos los sectores de la sociedad.
Entre las principales causas de mortalidad materna la OMS señaló a las hemorragias graves, preeclampsia o eclampsia, enfermedades que empeoran durante el embarazo (hipertensión, padecimientos cardiovasculares como cardiopatía reumática y otras padecimientos no transmisibles).
También se refirió a las infecciones relacionadas con el embarazo y complicaciones derivadas de abortos inseguros.
Aclaró el informe que en algunos países europeos las muertes maternas no están necesariamente relacionadas con la pandemia de la Covid-19, por lo que se necesitan más datos para comprender plenamente el impacto de la pandemia en la mortalidad materna.
No obstante, destacó la importancia de garantizar que las mujeres embarazadas y las que planean un embarazo tengan acceso a las vacunas contra esa enfermedad, así como a una atención prenatal de alta calidad que pueda ayudar a mitigar los riesgos.
La OMS afirmó que es necesario un mayor reconocimiento y una acción colectiva para tratar y resolver los problemas sistémicos que impiden el acceso a una atención de la salud sexual y reproductiva segura, de calidad, respetuosa y asequible.
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