Un comunicado del Gobierno condenó, además, la afirmación infundada de que la República Bolivariana representa algún tipo de amenaza contra la nación estadounidense, cuando es evidente que este país enfrentó una multiplicidad de desafíos, chantajes, agresiones y ataques que vulneran los derechos humanos.
Subrayó que estos atropellan las normas establecidas en el derecho público internacional y constituyen un crimen de lesa humanidad.
La nota expresó que, con esta prorrogación de la política errática de la Casa Blanca, un gobierno que se jacta de defender los derechos humanos y los principios de la democracia, no hace sino “revelar, una vez más, su carácter autoritario, cruel y mentiroso”.
Además de su irrespeto a la soberanía y a la autodeterminación de los pueblos, y su condición esencialmente colonialista que pretende, a través de todo tipo de presiones, someter por la fuerza al pueblo libre de Venezuela.
El Gobierno bolivariano, afirmó, conduce sus relaciones internacionales bajo los principios de la solidaridad entre los pueblos y de la diplomacia de paz.
Aseveró que jamás podría ser calificada de amenaza, ante sus muestras de compromiso con la estabilidad regional, la resolución pacífica de los conflictos y las relaciones de cooperación y complementariedad, que quedaron registradas en la memoria de los pueblos.
El comunicado remarcó que la soberanía de Venezuela es inquebrantable y que ninguna agresión, por grande que sea, doblegará la voluntad democrática de su pueblo.
Su Gobierno constitucional, legítimo y revolucionario, enfatizó, espera que Estados Unidos desista de una vez por todas de esta “absurda política” llena de soberbia y condenada al fracaso, optando por una política civilizada donde imperen los principios de la diplomacia y el respeto mutuo.
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