El más reciente ataque provino del aspirante del Partido Democrático Popular (PDP, inglés), Atiku Abubakar, quien calificó de “violación sexual de la democracia” los resultados de la Comisión Electoral Independiente (NIEC) que dieron ganador al candidato del Congreso de Todos los Progresista (APC), Bola Tinubu.
Las cúpulas de APC y del LP anunciaron de inmediato que acudirán a los tribunales para demandar la repetición de la consulta y desde entonces otros cuatro partidos adhirieron a las quejas, aunque en tono menor.
Abubakar, con el 29 por ciento de los sufragios y Obi, 25 por ciento, fueron vencidos por Tinubu quien acaparó el 37 por ciento, y sentó un precedente negativo ya que es la primera vez que un mandatario nigeriano es electo con menos del 50 por ciento de las boletas válidas.
Las elecciones del fin de semana pasado no fueron ni libres ni justas, y las valoraciones preliminares demuestran que fueron las peor organizadas desde la proclamación de la independencia de Nigeria, dijo Abubakar en rueda de prensa en esta capital.
De su lado, y para curarse en salud ante eventuales protestas públicas de los de los partidos perdedores, el ganador de la lid llamó a la concordia e instó a los vencidos a mantener sus quejas dentro del marco legal en vez de llevarlas a las calles.
Obi, cuyos votantes superaron los seis millones, resultado más que satisfactorio para un advenedizo en la selvática vida política nigeriana, fue el primero en cantar fraude.
Aunque se reportaron riñas entre seguidores de los candidatos, fallas en la transmisión de resultados de algunos centros de votación y desaparición de urnas, los comicios transcurrieron en relativa calma sobre el espaldarazo al ganador de su correligionario, el mandatario saliente, Muhammadu Buhari.
Casi en paralelo, el Ministerio de Defensa reportó la muerte en combate de más de un centenar de miembros del grupo islamista Boko Haram, némesis del gobierno central junto a su escisión Estado Islámico en la Provincia de África Occidental y uno de los problemas a resolver por el nuevo jefe de Estado.
El anuncio tiene un trasfondo político ya que el mensaje subliminal es que el Ejército, siempre un instrumento del poder, está dispuesto a apoyar la continuación en el poder del APC.
Y ese es un factor a tener en cuenta por su carácter decisivo en la política africana, más aún en Nigeria, el país más poblado y primer productor de petróleo del continente.
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