Según el informe Elas Viver, publicado este lunes por la Red de Observatorios de Seguridad y citado por el portal Brasil de Fato, la mayoría de los crímenes son cometidos dentro de casa.
En este caso por maridos, novios, compañeros y excompañeros, y la red considera que el poder público es insuficiente para frenar la violencia.
La investigación precisó que el 95 por ciento de las féminas temen ser víctimas de violación en el gigante sudamericano.
Tales tales son el tercer indicador de violencia más registrado, en el total de actos de este tipo contra la población en el país.
Al frente, solo ataques con armas de fuego y acciones policiales, ambos casos independientemente de género.
La directora ejecutiva del Foro Brasileño de Seguridad Pública, Samira Bueno, señaló que, sin acción integrada de los Gobiernos, el control de la situación seguirá tropezando con obstáculos.
«Es necesario un esfuerzo conjunto de los Ejecutivos federal, estaduales y municipales para la adopción de políticas públicas eficaces y que den cuenta del problema, que es de gran escala», comentó a la estatal Agencia Brasil.
Sao Paulo fue el estado que más casos registró con 898 violaciones, una cada 10 horas.
Bahía presentó el mayor crecimiento del país, con variación del 58 por ciento y lidera los feminicidios en el nordeste, mientras Río de Janeiro tuvo un aumento del 45 por ciento en los casos y casi duplicó el dígito de violaciones.
En Maranhão, según la región en agresiones e intentos de feminicidio, se registró un caso cada 54 horas y Pernambuco lidera los guarismos de transfeminicidios (homicidios de travestis y mujeres transexuales por razón de género).
Para contener la violencia contra las mujeres, de acuerdo con el informe, Brasil necesita cambios sociales y culturales y el problema necesita ser tratado por todo el conjunto de la sociedad no solo por las víctimas.
Otros estudios aseguran que el racismo y sus consecuencias aumentan el riesgo de lesiones y muerte para mujeres negras y mestizas respecto a las blancas.
Investigadores aseguran que para prevenir la violencia es necesario tener conciencia, la cual está directamente relacionada con la educación.
Aunque el flagelo ocurre en todos los segmentos sociales, cuanto más formal es la educación, emergen menos sucesos agresivos.
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