Actualmente hay más de 100 billones de fragmentos de viejos satélites sin rastrear dando vueltas por el planeta, advirtieron los expertos de la Universidad de Plymouth, la Iniciativa Arribada, la Sociedad Zoológica de Londres, y Spaceport Cornwall, en Reino Unido, y la Universidad de Texas, el Instituto de Tecnología de California y el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Estados Unidos.
Los investigadores prevén, además, que el número de satélites en órbita aumente de los nueve mil actuales a más de 60 mil en 2030.
Aunque reconocen que esta tecnología se utiliza para proporcionar una gran variedad de beneficios sociales y medioambientales, temen que el crecimiento previsto de la industria espacial pueda inutilizar grandes partes de la órbita terrestre.
Alertaron que esto demuestra la urgente necesidad de un consenso mundial sobre la mejor manera de gobernar esa área.
En su opinión, cualquier acuerdo debería incluir medidas para implantar la responsabilidad de productores y usuarios sobre los satélites y los desechos, desde el momento de su lanzamiento.
Añadieron que también los costes comerciales deberían tenerse en cuenta a la hora de buscar formas de incentivar la responsabilidad.
Estas consideraciones son coherentes con las propuestas actuales para hacer frente a la contaminación por plásticos de los océanos cuando los países inician las negociaciones para el Tratado Mundial sobre los Plásticos.
Además, tras un proceso de 20 años, el pasado 6 de marzo cerca de 200 países acordaron el Tratado de alta mar, instrumento legal que colocará al 30 por ciento de los océanos del mundo en áreas protegidas, destinará más dinero a la conservación marina y cubrirá el acceso y el uso de los recursos genéticos marinos.
La doctora Imogen Napper, investigadora de la Universidad de Plymouth y quien dirigió el estudio, indicó que «el problema de la contaminación por plásticos, y muchos de los demás retos a los que se enfrentan nuestros océanos, está atrayendo la atención mundial. Sin embargo, la colaboración ha sido limitada y la aplicación, lenta».
Ahora, apuntó, nos encontramos en una situación similar con la acumulación de basura espacial.
“Teniendo en cuenta lo que hemos aprendido de alta mar, podemos evitar cometer los mismos errores y trabajar colectivamente para prevenir una tragedia de los comunes en el espacio. Sin un acuerdo global podríamos encontrarnos en un camino similar», sentenció Napper.
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