Aseguró el ministro que durante su intervención en el foro que sesionará en Nueva York del 22 al 24 de marzo, el mandatario intentará “cambiar la visión antropocéntrica y avanzar hacia un modelo más armónico con la Madre Tierra, donde el agua es fundamental para todos los seres vivos y para todos los sistemas de vida”.
El jefe de la diplomacia boliviana brindó esa información al clausurar en la Casa Grande del Pueblo (sede gubernamental) el Encuentro Nacional de los Diálogos por el Agua para la Vida, al cual asistieron expertos y poseedores de conocimientos ancestrales de todo el país.
Con esta reunión concluyó el trabajo de redacción de la posición conjunta de Bolivia rumbo al foro global que prestará atención a la Revisión Integral de Medio Término de la Implementación de los Objetivos del Decenio Internacional para la Acción, Agua para el Desarrollo Sostenible 2018-2028.
Según Mayta, la propuesta boliviana fue construida de forma “plural y democrática” en debates que incluyeron entre el 3 y el 10 de marzo a todas las regiones de la nación andino-amazónica.
Al mencionar su contenido, describió que busca “reafirmar el derecho al agua potable y saneamiento como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y todos los derechos humanos”.
Indicó que el texto sugiere reconocer en la próxima Asamblea de la Tierra, del año 2024, que el agua es el centro de la vida, y establecer, además, que los ríos, lagos, cuencas y la Madre Tierra son sujetos de derecho.
Bolivia propone también la creación de un mecanismo intergubernamental permanente del agua en las Naciones Unidas, que promueva el manejo, la gestión y conservación del líquido vital, así como la erradicación de la pobreza.
Entre las ideas resumidas por Mayta en 12 puntos, resalta la de reconocer la autoridad de la gestión comunitaria del agua y el saneamiento básico de los conglomerados locales y pueblos indígenas.
Igualmente, destaca establecer la condonación de deudas de los países en desarrollo cuyos recursos financieros hayan sido destinados a la producción y acceso al agua, a la adaptación hídrica y a la resiliencia climática.
La iniciativa exhorta a los Estados desarrollados y organismos internacionales y multilaterales a que proporcionen mayores recursos financieros para gestionar, conservar y amortiguar los impactos de la crisis hídrica, por medio de la asistencia internacional.
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