«Siempre marco una fecha para volver, la fecha ahora fijada es el 29 de este mes. Cuando falta una semana, uno estudia la situación, cómo está Brasil, cómo están los contactos», afirmó Bolsonaro en un evento con brasileños en la nación norteña, citado por medios locales.
Interrogado si volverá a ser candidato a presidente en 2026, el exmilitar respondió que el Tribunal Superior Electoral puede hacer que sea inelegible y una eventual detención sería una arbitrariedad.
Anteriormente, el hijo del exgobernante, el senador Flavio Bolsonaro, anunció la pasada semana en la red social Twitter que su padre regresaría este miércoles, pero después volvió atrás y comentó que la fecha era probable, pero no estaría confirmada.
«El 15 de marzo, nuestro Johnny Bravo regresa a Brasil. Ya puede colgar la bandera verde y amarilla, y vestir los colores de nuestro país», rasgueó haciendo referencia al apodo dado a su progenitor.
Bolsonaro recibió presiones de aliados para volver al país y liderar la oposición, pero los temores ante la justicia retrasaron el regreso.
En los últimos días, la denuncia sobre un escandaloso caso de joyas, valoradas en más tres millones de euros, dadas por el gobierno de Arabia Saudita a la entonces primera dama Michelle Bolsonaro pasó a preocupar el entorno del político de tendencia ultraderechista.
Tales alhajas estaban en la mochila del militar Marcos André Soeiro, asesor del entonces ministro de Minas y Energía Bento Albuquerque, quien estuvo en Oriente Medio en comitiva oficial de un viaje iniciado días antes.
Albuquerque representó a Bolsonaro en la cumbre titulada Iniciativa Verde de Oriente Medio.
Las piezas fueron descubiertas por la aduana cuando Soeiro intentó ingresar a territorio nacional sin declararlas, incumpliendo la legislación.
El collar, los pendientes, el anillo y el reloj de la famosa y cara marca Chopard, después de pasar más de un año en poder de la aduana, serían ofrecidos en subasta tras su decomiso por evasión de impuestos.
Tal decisión, sin embargo, fue suspendida porque las joyas pasaron a ser enmarcadas como prueba de posibles crímenes, entre ellos desvío, peculado y lavado de dinero.
Llama la atención a autoridades fiscales que, después que los artículos fueron decomisados en una terminal aérea de Sao Paulo, el Gobierno de Bolsonaro intentó, por diversos medios, recuperar las joyas, sin éxito, al menos ocho veces.
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