Según la página web del Ministerio de Economía y Finanzas, la entidad evaluadora solo se centró en la variación de las Reservas Internacionales Netas (RIN) y no tomó en cuenta otros indicadores de desempeño.
Entre esas fortalezas destaca la estabilidad tras la pandemia de Covid-19 y la baja inflación en un contexto internacional adverso, agudizado por la guerra en Ucrania y miles de represalias económicas de Estados Unidos y sus aliados contra un actor importante del mercado mundial como Rusia.
Fitch Ratings ignoró que Bolivia registró en 2022 la inflación más baja de la región, que garantizó estabilidad de precios en la economía interna, registró récord de exportaciones y ya en el tercer trimestre de 2022 el crecimiento de su producto interno bruto fue de 4,3 por ciento, añade el escrito.
Adicionalmente, mantuvo altas recaudaciones tributarias, se informó.
El Ministerio de Economía y Finanzas reiteró que la variación negativa de la calificación se basa exclusivamente en la situación de las RIN, sin embargo, aclara que, de acuerdo con el Programa Fiscal Financiero de 2023, estas presentarán una variación positiva respecto a 2022.
Indica que en esa dirección positiva apuntan factores como el “incremento de las exportaciones de productos como la urea, carbonato de litio, hierro, la sustitución de importaciones y la exportación de productos no tradicionales, además de la potencial exportación de energía eléctrica para el segundo semestre de 2023”.
Economía y Finanzas argumentó que también se suman en dirección positiva los ingresos por desembolsos de préstamos para continuar el proceso de reactivación económica; el apoyo al sector exportador y la prioridad para mantener recursos en la economía nacional.
Asimismo, mencionó el proyecto de Ley de Compra de Oro destinado al Fortalecimiento de las RIN que está en tratamiento en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Recordó la web ministerial que las exportaciones bolivianas crecieron en los últimos años hasta llegar a 13 mil 653 millones de dólares en 2022, al igual que las remesas, que ascendieron el año pasado a mil 437 millones de dólares, números que confirman la generación de divisas y ofrecen liquidez en la moneda estadounidense a la economía del país altiplánico.
La calificadora, agrega el texto, no tomó en cuenta en su evaluación los altos niveles de “bolivianización” (uso de la moneda nacional) de la economía en el sistema financiero del Estado Plurinacional, reflejo de la confianza en este tipo de unidad monetaria y la solidez del sistema financiero, lo cual conlleva un menor grado de vulnerabilidad.
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