En lugar de mandarlos directamente desde Colombia y otros países productores de estupefacientes, los cargamentos son conducidos cada vez con mayor frecuencia hacia el sur del continente para reembarcarlos por vía marítima, señala el texto.
De esta manera, según la edición 2023 del informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, este país va en camino de convertirse en un punto neurálgico del trasiego internacional de estupefacientes.
Una buena parte de esas sustancias ilícitas, como la cocaína, ketamina y cannabis, ingresan por la frontera norte, en particular por la extensa zona desértica que es prácticamente imposible controlar en su totalidad, asegura el documento.
Como ocurre siempre que un país se convierte en punto de tránsito internacional, una parte de los narcóticos se quedan allí y penetran al mercado local, lo cual ocasiona serios problemas legales y sociales.
Durante una reciente visita a la norteña región de Tarapacá, el presidente Gabriel Boric se refirió al riesgo de que organizaciones criminales estén tratando de ingresar al país y algunas, reconoció, ya lograron instalarse.
Esta semana la Cámara de Senadores aprobó por mayoría un proyecto de ley para combatir el narcotráfico y otras formas del crimen organizado, que da amplias facultades a los tribunales para castigar estos delitos y disponer de los recursos financieros de las bandas.
Una vez promulgada por el presidente y publicada en el Diario Oficial, se convertirá en una importante herramienta para enfrentar las nuevas modalidades criminales y mejorar los indicadores de seguridad ciudadana, principal preocupación de la sociedad chilena.
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