Luego de anteriores esperas de fallos a cargo del Registro de Ciudadanos y del Tribunal Supremo Electoral (TSE), las miradas apuntan nuevamente a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y a una actitud considerada maliciosa por retrasar lo más posible su resolución de cara a los comicios del 25 de junio.
Lo preocupante es que el próximo 26 de marzo cierra el periodo de inscripción de candidatos y la fecha fijada para la audiencia fue el 27 de marzo, un hecho que analistas consideran una burla porque ya no permitiría a Thelma Cabrera y Jordán Rodas entrar en la recta final de los comicios.
En el panorama político, Cabrera no es una desconocida, participó en los sufragios de 2019 con el mismo partido -un detalle muy importante ante el transfuguismo presente cada cuatro años-, después de vencer un recurso de nulidad como único tropiezo.
Originaria del departamento de Retalhuleu (El Asintal), la líder indígena maya mam fue proclamada entonces el 7 de marzo de 2019 junto a su compañero de fórmula Neftalí López, y en sus inicios su nombre ni siquiera entraba en los cinco primeros lugares de preferencia en las encuestas.
Líder y voz del Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), organización que creó en 1992 con la premisa del derecho al acceso a la tierra, en 2016 comenzó la formación del actual MLP, una fórmula de izquierda en el gran concierto de partidos de centro derecha y derecha en Guatemala.
Pero, sorpresivamente y pese a una gran propaganda en su contra, Cabrera quedó cuarta en las urnas como expresión del rechazo ciudadano a las agrupaciones tradicionales. También, desde entonces, su nombre y propuesta alternativa de cambio del status quo quedó marcada como «muy peligrosa».
Este 2023, la aspirante a la presidencia por segunda ocasión salió electa en Asamblea Nacional del MLP junto a Rodas, exprocurador de los Derechos Humanos y figura muy crítica de las administraciones de Jimmy Morales (2016-2020) y Alejandro Giammattei, finalmente vencedor en las urnas cuatro años atrás.
Si ya Cabrera resultaba incómoda para el poder (la acusan a ella y a Codeca de supuestos robos de energía eléctrica y de paralizar el país con sus protestas, entre otros argumentos), la unión con el otrora Obsmubam llegó como pretexto ideal para buscar por todos los medios dejarlos fuera.
El argumento que desde un inicio manejó el Registro de Ciudadanos para vetar a este último fue la existencia de supuestos cargos jurídicos y denuncias en su contra por parte de su sucesor, de ahí que consideraron irregular su finiquito, documento legal que da por terminada una relación profesional, lo cual niega Rodas.
Para el abogado Gustavo Maldonado, del equipo jurídico del partido, retrasar la sentencia del proceso de amparo forma parte de varias medidas dilatorias.
Sin embargo, el profesor titular de la Universidad de San Carlos, Adrián Zapata, va más allá y señala que la “convergencia perversa” no se quiso arriesgar.
«Quienes participan en ella, de manera explícita o implícita, consideraron innecesario exponerse a la eventualidad de un triunfo electoral de la opción política que cuestiona el sistema», afirma.
«Máxime que tienen una mezcla de horror y desprecio ante la posibilidad de que los indígenas adquieran poder político. Su racismo es producto de ese terror, alimentado porque han visto que en América Latina las opciones políticas de izquierda han cobrado fuerza», sostiene en su artículo «Terror ante el MLP».
En la Guatemala actual tiene mucho sentido, cuando Cabrera y su partido impulsan la reformulación del Estado hacia uno nuevo plurinacional, donde tengan cabida todos los pueblos indígenas y cese el racismo y la exclusión histórica hacia quienes constituyen mayoría poblacional. lam/mmc