Aunque el 21 de marzo fue proclamada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el 2010 por iniciativa de varios países, las celebraciones se remontan a tres mil años antes de Cristo, según los investigadores.
Noruz se rememoraba desde entonces en Asia Central, los Balcanes, el Caúcaso, la cuenca del Mar Negro, el Oriente Medio y otras regiones, para conmemorar el día exacto del equinoccio de primavera, como recordatorio de que ningún invierno dura para siempre o lo que sería lo mismo, ningún mal es eterno, de acuerdo con la tradición.
Es considerada una de las primeras festividades que compartieron tanto el Oriente como el Occidente, la cual fue declarada en 2009 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la Unesco.
El nombre de este día cambia según la región en que nos encontremos, aunque en casi todas las lenguas suena igual y se escribe con letras similares, Nowruz, Navruz, Nooruz, Nevruz o Nauryz y proviene de la expresión nava que significa nuevo y la expresión rəzaŋh que significa día o luz, en lengua avéstica, una de las más antiguas.
La traducción abreviada es Nuevo Día, pero el Nowruz celebra la fertilidad de la tierra y la llegada de la época propicia para empezar a sembrar, pero la mayoría de los rituales provienen de zoroastriana, una religión surgida por esa época en Irán que narra la lucha de dos fuerzas antagónicas.
En este caso, entre Ahura Mazda, Dios del bien y la luz en contra de Angra Mainyu, Dios del mal y la oscuridad, que con el inicio de la primavera define al ganador y deja por sentado que el bien siempre triunfará sobre el mal.
La fiesta sobrevivió a la conquista islámica de Persia en el siglo VII y al declive de la popularidad del zoroastrismo, y se extendió por todo el mundo gracias a la diáspora del pueblo persa.
TRADICIÓN Y ACTUALIDAD
Muchos países dan además un matiz cultural, donde se inauguran exposiciones, se presentan obras teatrales relacionadas con la temática y se realizan simposios en torno al Nowruz.
Tradicionalmente se celebra en el equinoccio de primavera, pero muchos comienzan los preparativos antes y en los días previos realizan danzas rituales, mientras llenan los recipientes de la casa con agua, en un intento por desterrar la mala suerte.
El último miércoles antes del festejo, celebran el Charshanbe Suri, una noche en la que se salta sobre el fuego o se va de puerta en puerta golpeando con cucharas para ahuyentar los males, otros visitan los cementerios y llevan ofrendas para los muertos, quienes se cree vienen de visita antes de que comience el rito de la primavera.
La fiesta, se centra en la fertilidad y la nueva vida, por lo que algunos celebran con semillas y huevos, y en las casas se colocan mesas cubiertas con siete objetos simbólicos que llaman haft-sin.
Haft significa siete y sin (o «seen») es la letra «s» en farsi, y todos los objetos empiezan por esa letra, entre ellos están los brotes de semillas que simbolizan el renacimiento.
El senjed, conocido como baya de plata u oliva persa, que despierta el amor; el ajo para la protección; la manzana, fertilidad; el zumaque, un tipo de especie que se asocia al amor; el vinagre para la paciencia y el samanu, un pudín hecho de trigo germinado, para la riqueza, la mesa también es acompañada de un Corán, espejos y poesía.
Aunque en la Encyclopedia Iraní, se señala que la tradición de la mesa es un poco más cercana en el tiempo, pues se puso de moda el siglo pasado.
También es fiesta oficial en Afganistán, Albania, Azerbaiyán, Georgia, Kurdistán iraquí, Kazajstán, Kosovo, Kirguistán, la provincia mongola de Bayan-Ölgii, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, y se celebra ampliamente en lugares como Türkiye, India y otros lugares con enclaves persas, así como en naciones donde convive la diáspora.
El 21 de marzo se reconoce oficialmente como Día Internacional del Nowruz, aunque la fiesta en sí se celebra entre el 19 el 22 de marzo, según los calendarios y los cálculos del equinoccio de primavera.
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