El periodista y militante fue asesinado en 1977 por un grupo de tarea de la antigua Escuela de Mecánica de la Armada, ejecutor de crímenes de lesa humanidad, poco después de difundir la Carta Abierta a la Junta Militar.
Considerado uno de sus textos más importantes, la misiva constituye una denuncia de los horrores perpetrados por la dictadura, entre estos las torturas, desapariciones, los campos de exterminio y la entrega del país a poderes financieros internacionales.
Restauraron la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la nación.
Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo, escribió Walsh en su carta.
Asimismo, condenó el encarcelamiento, asesinato, destierro y desaparición de decenas de miles de personas durante el primer año tras el golpe de Estado contra María Estela Martínez en 1976.
Colmadas las cárceles, crearon campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional.
El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio, aseveró.
Llegaron a la tortura absoluta, intemporal, metafísica, en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad, añade el texto.
Por otra parte, asegura que “las causas que (…) mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas”.
El autor de Operación Masacre, ¿Quién mató a Rosendo? y otras obras de gran relevancia fue perseguido, emboscado y acribillado en la esquina de San Juan y Entre Ríos de esta capital, en el marco del Plan Cóndor, dirigido por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
Sus restos permanecen desaparecidos como los de muchas víctimas del régimen dictatorial.
En Cuba, además de por su agudeza como escritor y periodista, es recordado por su trabajo en la consolidación del primer medio latinoamericano opuesto a los grandes consorcios informativos y concebido para difundir la verdad de los pueblos.
Como parte de su labor en Prensa Latina, Walsh descifró cables secretos sobre la preparación de la invasión mercenaria a Playa Girón en 1961, la cual fue derrotada.
En palabras del periodista cubano Pedro Rioseco, Walsh fue un gran escritor y revolucionario, comprometido con la justicia y los valores de su profesión.
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