Con motivo de la fecha el referente de la izquierda uruguaya celebró un acto de masas la víspera que, según su presidente, Fernando Pereira, «refleja el comienzo del cambio».
Las elecciones nacionales serán en 2024 y el FA tiene desde antes batallas políticas, incluida la reforma de la jubilación que considera injusta, pero que podría ser aprobada en el Congreso con los votos mayoritarios de las bancadas que apoyan al oficialismo.
Según Pereira, su agrupación deberá “construir futuro y esperanza”, algo que no implica solamente “decidir un programa”, sino que supone realizar “un conjunto de acciones colectivas que contribuyan al bienestar de la sociedad”.
Remarcó que en Uruguay hay dos proyectos del país, el del actual gobierno que impulsa el crecimiento macroeconómico sobre la espalda de los trabajadores, dijo, y el alternativo, que centra en crecimiento con justicia y distribución social de la riqueza.
Pereira destacó que las últimas encuestas muestran una ventaja del FA frente a los partidos de la coalición gubernamental.
Sin embargo, advirtió que su agrupación debe ser cauta con las cifras y tomar esas encuestas como “un dato de la realidad”.
El FA agrupa a organizaciones políticas que fueron reprimidas durante la dictadura imperante aquí desde 1973 hasta 1985. El Partido Comunista, el Socialista, el Movimiento de Participación Popular (extupamaros) se suman entre las fuerzas políticas integradas, que suman varias corrientes políticas.
La dictadura «cívico-militar» en Uruguay llevó a miles de ciudadanos a las cárceles, cuarteles e instalaciones oficiales, sitios de detención y tortura, de los cuales faltan aún casi 200 personas que siguen desaparecidas.
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