Hace varios meses, en declaraciones a Prensa Latina, el vicepresidente Félix Ulloa dijo que como toda acción humana la normativa podía tener elementos que podrían mejorarse y ese, tal vez, es el centro de las críticas principales en la actualidad, en especial la detención de personas presuntamente inocentes.
Aunque organizaciones defensoras de los derechos humanos y otros sectores lanzan fuertes críticas a las medida, las encuestas dejan ver que existe “un no pero sí” a la vigencia, por ahora, de la normativa que suspende derechos constitucionales.
Un sondeo divulgado el martes por del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana, (Uca-Iudop), mostró que el 65 por ciento de los preguntados están preocupados si finaliza el régimen de excepción y casi seis de cada 10 salvadoreños aprueban se siga prorrogando.
Son cifras contundentes más cuando el 62 por ciento de la población consultada dice que con el régimen las pandillas dejaron de estar presentes en las calles.
Obviamente, toda medida que en esencia es represiva tiene detractores y hoy, según el muestreo de la universidad, 37.5 por ciento de los preguntados considera que no es necesaria la vigencia de la medida y que el gobierno debe pensar en otras acciones.
Son evidentes los resultados de las acciones de gobierno. Ya no hay días de 62 muertos a causa de la violencia desplegada por estos grupos en el país, la delincuencia, o se ocultó o está tras las rejas.
Aunque un 43.1 por ciento de salvadoreños considera que el arresto de personas inocentes es un fracaso para el régimen de excepción, todo es perfectible, según observadores, y tal vez las próximas acciones gubernamentales estén dirigidas a mejorar la política.
Sin embargo, existen fuentes autorizadas y de mucho crédito en el país que enjuician la acción gubernamental, entre ellas el cardenal y obispo emérito de El Salvador, Gregorio Rosa Chávez, quien lanzó duras críticas a lo que ocurre.
El único cardenal salvadoreño reconoció que “hay dos cosas evidentes: la notable reducción del número de homicidios y la calma que goza la gente en zonas que antes eran peligrosas”.
Remarcó que “también es claro que una amplia mayoría de la población está de acuerdo con esta ley. La parte preocupante y negativa se conoce poco y ha sido maquillada por una maquinaria de propaganda multimillonaria y muy eficaz”.
Dijo que “esta maquinaria se ensaña con quienes se atreven a disentir o criticar las medidas que toma el gobierno. Basta examinar los mensajes oficiales al respecto y asomarse a las redes sociales para comprobarlo”.
Sin embargo, puntualizó, me parece que poco a poco se va conociendo la cara oscura del régimen. Me viene a la memoria una frase muy sabia de Monseñor Arturo Rivera Damas: «La mentira tiene las patas cortas; avanza hasta que la verdad la alcanza».
El cardenal tocó un punto conflictivo en la política gubernamental, la reincorporación, y señaló que “Aún el peor criminal tiene derecho a una oportunidad y este enfoque de rehabilitación no lo veo para nada en la propuesta del gobierno actual”.
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