Tenemos que levantarnos y llevar al país a buen puerto, dijo Jean y consideró a la nación como un Estado fallido.
La Constitución de 1987 nació tras el revolucionario proceso que derrocó a la dictadura de Jean Claude Duvalier un año antes y logró una alta participación electoral para la época, a pesar del régimen impuesto por el Consejo Nacional de Gobierno, liderado por los generales Henry Namphy y Williams Régala.
En su momento la ley fundamental fue la cristalización de las aspiraciones del pueblo luego de 30 años de régimen autocrático, y uno de los primeros indicios de la transición hacia la democracia que aún no terminó de construir Haití.
Sin embargo, varias personalidades entre ellas el expresidente René Preval aseguraron que el documento es fuente de inestabilidad y abogan por su reforma.
La carta magna vigente distribuyó el poder en las tres ramas del Estado, descentralizó el Gobierno, limitó el mandato presidencial, y estableció un complejo mecanismo para su reforma que eliminó la posibilidad de referendos por ser más fácilmente manipulables, de acuerdo con sus redactores.
No obstante, sus críticos aseguran que en un intento de prevenir un Gobierno autoritario, ayudó a generar administraciones débiles, sin equilibrio entre el Parlamento y el Ejecutivo y una desbordada influencia de los partidos políticos, que la utilizan en su propio beneficio, a lo cual se suma la trabas para dirigir del jefe de Estado.
Existe un consenso tácito sobre la necesidad de modificaciones, pero persisten las desavenencias sobre quienes deben llevar adelante ese proceso.
El primer ministro, Ariel Henry, tiene entre sus objetivos una reforma constitucional y la semana pasada la presidenta del Alto Consejo de Transición, Mirlande Manigat, aseguró que continúan las discusiones, aunque sin adelantar una fecha probable para ese proceso.
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