Durante una reunión religiosa, el representante de la Resistencia islámica libanesa subrayó que la designación del nuevo jefe de Estado solo será el resultado del Parlamento y todas las demás interferencias extranjeras y presiones internas serán marginadas.
Qassem reiteró el apoyo del movimiento a la candidatura de Suleiman Franjieh para la presidencia, al destacar su capacidad de diálogo y de comunicación con todos dentro de la nación y el resto del mundo.
A juicio del dirigente de Hizbulah, con estas características el líder del Movimiento Marada debe lograr éxito en el cargo de jefe de Estado; y en este sentido, resaltó la relación de apoyo de la fuerza chiita Amal y algunos aliados.
En medio del deterioro económico, el secretario adjunto indicó a los políticos que el contentarse con criticar y teorizar no aleja de la responsabilidad y la rendición de cuentas.
Llamó a los 128 diputados a abandonar las acusaciones entre ellos y presentar cada uno sus opciones para salvar al país y nombrar al próximo mandatario de la República.
Insistió en que las provocaciones sectarias complican el avance del proceso de elección; al tiempo que exigió pasar a la etapa del diálogo para acercar puntos de vista, reducir al máximo el número de candidatos y designar lo antes posible al presidente.
Qassem valoró de positivo los cambios en la región tras el acuerdo de Irán y Arabia Saudita y el regreso de una serie de países del Golfo y árabes a la relación con Siria, en la búsqueda de un clima de estabilidad.
En el cuadro opuesto, comentó sobre la crisis interna de Israel y su debilitamiento regional; en tanto, preponderó la resistencia del pueblo palestino en lucha por sus derechos.
“Hoy la tendencia cambió y la región comenzó a ver un retorno a la convicción de que la cooperación y el entendimiento entre todos es lo mejor”, sentenció.
Líbano sortea desde el 31 de octubre pasado un doble vacío de poder, luego del fin del mandato de Michel Aoun al frente del Estado y la gestión interina del gobierno del primer ministro, Najib Mikati.
El pasado 19 de enero, la primera sesión parlamentaria de 2023 repitió el mismo guion de las 10 convocatorias anteriores y ningún representante de la comunidad cristiana maronita cuenta con el respaldo de la mayoría para ocupar la silla presidencial.
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