Generalmente, en casi todas las naciones, la economía fue un factor de peso a la hora de llevar a los votantes a las urnas.
Es célebre la frase “¡Es la economía, estúpido!”, atribuida a James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la exitosa campaña que en 1992 le impulsó desde su modesto sillón de gobernador de Arkansas hasta el Despacho Oval de la Casa Blanca, descolocando a su contrincante republicano George Bush (padre).
Bush basó su campaña en los éxitos de la política exterior estadounidense como el fin de la Guerra Fría o la Guerra del Golfo Pérsico, olvidándose de los problemas cotidianos y las necesidades más perentorias de sus compatriotas.
También antes, en el choque Ronald Reagan (Republicano) y James Carter (Democráta), la economía le jugó a este último una mala pasada cuando usó en demasía el tema de los derechos humanos en la política exterior.
Ahora, en el llamado Pulgarcito de las Américas, la economía amenaza con jugarle una mala pasada al presidente Nayib Bukele, pese a que los resultados del Plan de Control Territorial (PCT) para enfrentar a las pandillas lo mantienen elevado ante sus compatriotas, por sus innegables resultados en alcanzar un ambiente de seguridad.
¿Cómo está la situación?. Datos recientes de la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos (ONEC) aseguran que la canasta básica ronda los 250 dólares y la rural está arriba de los 187, incluso, a menos de un año de las elecciones, el Banco Mundial (BM) señaló esta semana que el país necesitará ayuda en agosto, debido a la crisis alimentaria.
Eso evidencia que este fenómeno ya no representa un riesgo para la mayoría de los salvadoreños, sino una realidad palpable, según ese ente financiero mundial.
El alza de los alimentos puede ponerle una zancadilla al gobernante, pues el informe del BM adelanta que la nación necesitará recurrir a ayuda alimentaria en agosto, ya sea por medio de importaciones o donaciones para poder suplir la alimentación de las familias salvadoreñas.
Más de medio millón de personas se encontrarán en inseguridad alimentaria para septiembre, y según el BM entre en marzo y agosto se dará la temporada de escasez clave, lo que se traduce en que ya está presente.
Los expertos analizan que el país está en situación de crisis alimentaria porque al menos uno de cada cinco hogares enfrenta brechas significativas en el consumo de comida, lo que resulta en desnutrición aguda alta o superior a la habitual.
Las encuestas, aunque valoran positivamente a Bukele en muchos apartados, en especial en tema de seguridad, lanzan un alerta tal como hizo una de la Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo (Fundaungo), al mostrar que más del 58 por ciento tuvo que reducir el consumo de alimentos, algo provocado por el alza de la canasta básica.
Los malos presagios están ahí y más del 72 por ciento de los encuestados aseguró que el principal problema que afronta la nación es de índole económica. La pregunta es ¿Cómo y hacia dónde inclinará la balanza esto en 2024, seguridad o economía?. Ahí está el reto.
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