La compañía de teatro infantil creada por Carlos Alberto Cremata en 1990, que se ganó con su esfuerzo y calidad el título de Embajadora de buena voluntad del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), colmó ayer de niños y mayores los predios exteriores del Centro Cultural Los Pinos -antigua residencia del presidente de México- que disfrutaron de lo lindo de la más reconocida interpretación de la rica fábula.
La Plaza de piedra, que fue una cancha de fútbol en la época oficialista y exclusiva de la clase dominante mexicana, es ahora un espacio público para todos, y escenario cultural y de cita masiva para actividades como la presentada por los niños cubanos, que ya se retiran hoy de México después de varias actuaciones.
Fue de mucho regocijo para los niños que, entre el público, y como sus anfitriones, se encontrara la grey infantil del Semillero Creativo de Dibujo, Pintura, Modelado y Títeres en Chimalhuacán, nombre que el gobierno de México da a un plan de impulso y enseñanza cultural en las escuelas y barrios a la población minúscula.
Además de disfrutar a raigales la puesta en escena de una obra que siempre está como acabada de sacar del horno por su inagotable frescura y enriquecida con el aderezo muy particular que le da La Colmenita, los niños de ambos países convivieron, dialogaron e intercambiaron sus experiencias creativas, en una identificación tan natural y espontánea que la nacionalidad se pierde por completo ante el poder omnímodo de la amistad, el cariño y la inocencia.
En Chapultepec ayer miércoles santo, en contraste con la malévola representación de la traición de Judas Iscariote a Jesús Nazareno y la crueldad del Sanedrín, La Colmenita ofreció amor y paz como el más valioso regalo a la palabra martiana concretada por el grupo de Cremata: «Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo».
La Cucarachita Martina es una obra musical universal del ingeniero Martínez (por eso en algunos lugares cambian el título de Martina por Martínez) que narra cómo es asediada por un gallo presumido, un chivo abusivo y un oso adinerado, a quienes rechaza por sus comportamientos. Sin embargo, es impresionada por el ratoncito Mingollo Pérez con propuestas de laboriosidad, arte y valores humanos.
Antes de comenzar la actuación, la secretaria de Cultura federal Alejandra Frausto Guerrero calificó a los pequeños artistas cubanos de enormes en su capacidad, en su talento, y en la manera en la que comparten su arte, su amor y su verdad.
El embajador de Cuba en México, Marcos Rodríguez Costa, reciprocó el elogio y dijo que era un momento inigualable tener a La Colmenita en Los Pinos, emblemático lugar del pueblo mexicano, pero también un altísimo honor compartir con los Semilleros Creativos sentados juntos para intercambiar entre ellos.
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