La investigación tuvo en cuenta casos en nueve estados del gigante suramericano, siendo la masacre de un colegio municipal en Realengo, en Río de Janeiro, el 7 de abril de 2011, la más letal, con 12 vidas perdidas de niños.
De las 93 víctimas de agresiones en centros docentes con artilugios bélicos 34 murieron y 59 resultaron heridas.
Los 12 casos ocurrieron en Bahía, Ceará, Espíritu Santo, Goiás, Minas Gerais, Paraíba, Paraná y Sao Paulo, además de Río.
Al sumar los ataques con armas blancas, el número salta a 23 incidentes en los 20 años reunidos en la indagación.
Diez de estos episodios de violencia ocurrieron en el último calendario, según un estudio realizado por el Grupo de Ética, Diversidad y Democracia en la Escuela Pública de la Universidad Estadual de la paulista ciudad de Campinas.
La directora ejecutiva y coordinadora de Sou da Paz, Carolina Ricardo y Danielle Tsuchida, respectivamente, publicaron un artículo y destacaron los principales motivos relatados por los autores de las embestidas para realizar tales acciones.
Mayoritariamente, los responsables de las masacres hablan de haber sufrido bullying (maltrato, acoso escolar o intimidación) y señalan la subcultura del odio impulsada por Internet y las redes sociales.
«Tal subcultura, aliada al cambio en la socialización de niños y jóvenes, mucho más mediada por el mundo digital, plantea un nuevo reto para la familia, la escuela y el Estado: cómo supervisar y apoyar ese uso de internet de manera más saludable y minimizar el riesgo de participación en esta cultura violenta», indica un extracto de la pesquisa de Sou da Paz.
En los 12 ataques compilados por el instituto, los autores eran alumnos o ex de las instituciones, lo cual muestra una relación directa con el espacio en el que se realizan las acometidas.
«Las escuelas necesitan estar en condiciones de actuar a partir de relaciones construidas sobre la base de la cooperación y empatía y profesionales con capacidad de lidiar con cuestiones de salud mental», indica Ricardo.
Para ello, insiste, «la presencia del Estado es fundamental para invertir en la calidad de la enseñanza con formación, remuneración justa y contratación de más profesionales. Es necesario que este trabajo se dé en red, movilizando las áreas de salud y asistencia social», concluye.
La sociedad brasileña aún está conmocionada por el asesinato de cuatro niños, perpetrado el miércoles por un hombre armado con un hacha que irrumpió en una guardería en el municipio Blumenau, sureño estado de Santa Catarina, y atacó hasta la muerte a los infantes por regiones de la cabeza.
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