En su conferencia de prensa matutina explicó que se puede interpretar así no por un hecho de expropiación sino de control de la producción y distribución de la energía, con lo cual se alcanza la meta de que el Estado de México lo domine en un 55 por ciento frente a menos del 35 por ciento hasta la adquisición de esas usinas.
Indicó que incluso se va a llegar en un futuro cercano al 65 por ciento, no por medios como el actual con Iberdrola, sino por el crecimiento natural de la población, el incremento del consumo y la necesidad de ampliar el servicio, pero este último será con participación estatal.
Calificó de una decisión conveniente para las dos partes la compra-venta de las plantas, y al hacer la historia del sector y como se le arrebató el control a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el ente estatal, acusó de la privatización de la industria eléctrica a los Gobiernos de Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Recordó que antes de Salinas de Gortari, la energía eléctrica la generaba la CFE y después se empezaron a dar permisos para entregar los bienes nacionales a empresas extranjeras, entre estas a Iberdrola, cuyos directivos finalmente entendieron que no íbamos a permitir la quiebra del sector público.
Confió en que la inversión en las plantas de Iberdrola es rentable, se va a recuperar, máximo, en 10 años, y se garantiza que no falte la energía eléctrica, y volvió a exaltar la condición de energía limpia de las hidroeléctricas las cuales se están modernizando todas.
Al argumentar el por qué de esa afirmación dijo que si el Estado hubiera decidido construir esas plantas para cumplir el objetivo de controlar el 54 por ciento de la producción y distribución hubieran gastado más y se hubiesen tardado 10 años para terminarlas. En cambio, ahora dentro de 45 días controlarán el 55 por ciento y el sector privado tendrá el 45 por ciento prometido.
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