Después de 35 años de éxitos y aplausos, la obra del británico Andrew Lloyd Webber llega a su última función con casi 14 mil puestas en escena y una huella imborrable en esta tradición teatral de cada uno de los 41 grandes recintos profesionales que lo forman.
Con más de 500 localidades situadas en el distrito de la Avenida Broadway, la histórica representación de «El fantasma de la ópera» atesoró gran notoriedad cuando Webber estrenó su versión musical de la novela maestra de Gaston Leroux.
La futura superproducción tuvo un éxito tan abrumador que dos años más tarde llegó a la ruta y encabezó la lista de las más duraderas obras en cartelera. Más tarde recorrió el mundo con un logro impresionante.
Ahora, el proscenio que por tres décadas sintió el calor del famoso personaje no lo verá más, pues solo le quedan pocas horas de vida para despedirse, constituyendo la primera gran víctima de la crisis en el circuito.
Pese a interrumpir temporalmente sus espectáculos por la pandemia, la obra nunca detuvo su actividad, sin embargo, no logró recuperarse de los efectos del confinamiento en los teatros, debido a la escasa afluencia y su elevado costo.
Dichos obstáculos hicieron insostenible su continuidad y el productor, Cameron Mackintosh, emitió el viernes una declaración con motivo del cierre de la carrera de la obra.
«Es un honor sin igual haber exhibido este musical, que emocionara de esa forma es impresionante», expresó Mackintosh.
Basada en la novela francesa de 1910 de Leroux, generó más de seis mil millones de dólares en taquilla en todo el mundo y fue interpretado en más de 40 países, incluida España.
El legado de El fantasma de la ópera perdurará, por su música, sus letras y la emotiva trama, y ello cautivará por siempre siendo recordado por generaciones de todo el mundo.
Quizás vuelva, pero en otras versiones y fuera de Broadway, porque ya el actor y productor Antonio Banderas lo probó en carne propia con su adaptación en español, sin embargo, anunció el estreno para los próximos meses de una alianza con Webber.
Esta historia de una soprano y un genio musical obsesionado con ella por supuesto que encierra sus fantasías y comenzó en Francia cuando un individuo con rostro oculto bajo una máscara logró colocarse como ingeniero en la construcción de la Ópera Garnier.
Más tarde, la habilidad musical de Erik, conocido como El Enmascarado, fue develada al público, pero el relato llegó hasta nuestros días cautivándonos a muchos.
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