En septiembre la planta del ente estatal de combustibles, Ancap, se apagará por completo durante un mínimo de cuatro meses para sustituir parte del equipamiento principal.
La tarea implica una minuciosa planificación desde el punto de vista de ingeniería, y también requiere de una logística muy fina para asegurar el abastecimiento de combustibles durante todo ese tiempo, cuando no habrá producción propia de gasolina y gasoil en el país.
Uno de los trabajos principales será la sustitución del casquete superior del reactor de craking, el corazón de esa industria, para lo cual se importará una grúa especial.
Se estima que en el pico de la parada técnica habrá unas dos mil personas trabajando, tanto contratistas nacionales y extranjeros, según el diario El Observador.
Entre los trabajos que se realizarán están la inspección de refractarios con técnicos extranjeros, decoquizado mecánico e inspección en tubos de hornos, sustitución de tubos en hornos, y cambio de catalizadores en unidades de isomerización y desulfurizadoras de diésel y gasolina.
Además, se efectuarán tareas de reacondicionamiento y puesta a punto de torres, reactores, bombas, compresores y equipos especiales, mantenimiento e inspección por corrientes inducidas en intercambiadores de calor, y trabajos en pintura industrial, incluida la antorcha.
El costo de los nuevos equipos y trabajos de mantenimiento está calculado en unos 77 millones de dólares
Durante el tiempo que dure la parada técnica Ancap deberá importar unos 600 mil metros cúbicos de combustibles para sustituir la falta de producción propia.
“Estamos haciendo cuentas para hacer importaciones muy grandes en pocas veces. En vez de importar un barquito de 35 mil metros cúbicos, meter un barco más grande”, afirmó el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic.
Esto es buques con capacidad de entre 80 mil y 100 mil metros cúbicos, según El Observador.
Sin embargo, Stipanicic aseveró que ello depende de la disponibilidad de tanqueros que exista en la zona para la ocasión.
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