La jornada de manifestación terminó en enfrentamientos entre las Fuerzas de Seguridad y los ciudadanos en la plaza Riad El-Solh, en el Centro de la ciudad capital.
De acuerdo con reportes de prensa, los manifestantes intentaron entrar en el Grand Serail (Palacio de Gobierno) para realizar una sentada en coincidencia con la celebración de una reunión de emergencia del Consejo de Minsitros.
La policía antidisturbios y el Ejército arrojó gases lacrimógenos e impidió a las personas cruzar la barrera y el alambre de púas.
El corresponsal de la Agencia Nacional de Noticias reportó casos de asfixia entre los jubilados que protestaban en la plaza Riad al-Solh. En tanto, vehículos de la Cruz Roja Libanesa llegaron al lugar para atender a los heridos.
Dentro de la sesión gubernamental, el primer ministro interino, Najib Mikati, expresó comprensión por los gritos de los manifestantes y afirmó no escatimar esfuerzos para darles seguimiento a sus reclamos.
Según el canal local Al Manar, los manifestantes insistieron en corregir los salarios, adoptar el tipo de cambio del dólar a través de un máximo de 45 mil libras, otorgar un subsidio por costo de vida unificado; así como garantizar créditos para necesidades médicas y la elevación de la compensación de becas escolares.
A fines del mes pasado, el propio movimiento denunció a la clase corrupta de Líbano en una protesta frente a la sede del Banco Central aquí, en reclamo de derechos económicos y de salud mínimos para aquellos que dedicaron sus vidas por el bien del pueblo y la nación.
En este contexto, el Parlamento libanés busca elegir al nuevo presidente de la República desde el 29 de septiembre último y el fracaso de 11 sesiones confirma la ausencia de consenso y la división entre las fuerzas políticas.
Líbano sortea los obstáculos de un doble vacío de poder, pues la nación quedó sin jefe de Estado tras el fin del mandato de Michel Aoun el 31 de octubre, mientras el gobierno de Najib Mikati permanece en modo interino.
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