En su conferencia de prensa matutina en el Palacio Nacional, el mandatario mencionó filtraciones de la agencia antinarcóticos (DEA) a medios de prensa en Estados Unidos y México y criticó al respecto como destinatarios a los periodistas Carmen Aristegui y Loret de Mola, así como a la revista Proceso.
Sobre el mismo tema y la actuación de la DEA en México donde entraba sin permiso hasta la cocina en los gobiernos neoliberales, López Obrador volvió a acusar al expresidente Felipe Calderón (2006-2012) y las políticas fracasadas de Estados Unidos como el Plan Mérida y el operativo Rápido y Furioso de trasiego de armas entregadas al crimen organizado, que aumentaron la violencia y criminalidad en el país.
Luego de que autoridades de Estados Unidos presentarán cargos a Los Chapitos, como les llaman a los hijos de Joaquín el Chapo Guzmán, López Obrador señaló que eso podría ayudar a acelerar el proceso de extradición de su hijo menor Ovidio, capturado y encarcelado en México.
Insistió en que su gobierno ataca las causas de la violencia, particularmente las sociales, y le reiteró a sus vecinos del norte que hagan lo mismo y atiendan más a su juventud que es la principal víctima de la drogadicción, y ahora del fentanilo que tanto estrago está ocasionando en ese país.
Finalmente les recordó el apoyo que dieron a Felipe Calderón con el suministro de armas al crimen organizado cuando este tomó la absurda, irresponsable e injusta decisión de declarar la guerra al narco en parte, para lograr legitimidad, pensando que era un día de campo, pero también haciéndoles caso a los del extranjero.
Al final se demostró que todo fue para beneficiar al cártel de Sinaloa como quedó revelado en el juicio en Nueva York a Genaro García Luna donde el jurado lo encontró culpable de los cinco cargos relacionados con el narcotráfico y otros delitos cuando era el hombre de máxima confianza del expresidente Calderón, aun libre y sin ser imputado.
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