Giovanni De Lellis, catedrático de la Universidad Federico II de Nápoles e investigador del Instituto Nacional de Física Nuclear (INFN), con sede en esa sureña urbe, destacó el novedoso procedimiento que posibilitó el reciente hallazgo de las ruinas de la antigua necrópolis griega de Neápolis en el subsuelo de esa ciudad.
En declaraciones divulgadas en el sitio digital del diario Napoli Today, De Lellis significó que “el primer desafío fue diseñar un detector de muones compacto con alta resolución angular, transportable en un lugar estrecho y sin acceso a la red eléctrica”, el cual se desarrolló en cooperación con la Universidad de Nagoya, en Japón.
Para viabilizar el descubrimiento se utilizaron detectores de muones, partículas elementales que se encuentra en los rayos cósmicos, los cuales se ubicaron a 18 metros de profundidad en el subsuelo del populoso barrio céntrico napolitano de Sanidad, donde resulta prácticamente imposible realizar excavaciones.
Los equipos recopilaron durante un mes la información aportada por 10 millones de muones, lo cual permitió reconstruir una visión estereoscópica de las capas suprayacentes, definiendo la posición tridimensional de cámaras funeraria helenísticas, de entre fines del siglo III e inicios del IV a.n.e, apuntó el catedrático.
Valeri Tioukov, especialista del INFN, explicó por su parte que los muones producidos en la interacción de los rayos cósmicos con la atmósfera penetraron en los edificios y en la roca subyacente y llegaron a los detectores desde diferentes direcciones para estimar las densidades, lo cual posibilitó el hallazgo.
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