Fidel Vascós González*
Para el cálculo económico, un central azucarero es una empresa, la cual tiene fondos propios depositados en el banco, del que recibe créditos por los que paga intereses y actúa con determinada autonomía financiera. Para el sistema de financiamiento presupuestario, todos los centrales azucareros del país y otras unidades relacionadas con el azúcar constituyen una sola empresa: la Empresa Consolidada del Azúcar. Este sistema se basa en un control centralizado de la actividad empresarial; su plan y su gestión económica son controlados por organismos centrales, en una forma directa; la empresa no tiene fondos propios, ni recibe créditos bancarios ni tiene autonomía financiera. El Che llegó a considerar que toda la economía nacional podía ser administraba como una sola empresa, con un fondo centralizado de asignaciones presupuestarias a las entidades.
Che Guevara: Cultura del debate y dirección de la economía (I)
El sistema que propugnaba el Che no consideraba la categoría mercancía en el intercambio de productos entre las empresas estatales. Los partidarios del cálculo económico sí la consideraban como tal.
No obstante, el Che no desechaba las relaciones monetarias en la economía. El registro contable que él proponía se medía mediante el dinero, así como también el presupuesto de cada empresa y su relación con los organismos centrales. En el pago del salario y su control se utilizaba dinero, así como en el comercio interior mayorista y minorista y en el comercio exterior.
Un aspecto de mayor importancia en el cual se diferenciaban los sistemas en controversia era el acento en el uso del estímulo material o del estímulo moral. El Che criticaba que los partidarios del cálculo económico exageraban el papel del estímulo material en la producción y lo situaban en un primer plano. En el sistema de financiamiento presupuestario, el estímulo material tenía una participación menor y se destacaba el estímulo moral. Esclareciendo su concepción, el Che planteó: “Precisa aclarar bien una cosa: no negamos la necesidad objetiva del estímulo material, sí somos renuentes a su uso como palanca impulsora fundamental”. (6)
En el plano teórico, el Che abordó la existencia de la ley del valor en la transición socialista. Hoy en Cuba la ley del valor tiene una mayor incidencia en la economía y en el plan de lo que concebía el Che. No obstante, tiene plena vigencia su aserto de que, en el socialismo, el rumbo económico no puede dejarse a la acción espontánea de la ley del valor por encima de la voluntad de los hombres, quienes deben subordinarla a la dirección consciente de la sociedad mediante el papel rector de la planificación.
Algo que debe subrayarse es que el Che demostró en muchas oportunidades el carácter dialéctico y práctico de su pensamiento y actuación. Como muestra de ello, en la Compilación confeccionada por Orlando Borrego de los escritos y pronunciamientos del Che se incluye un artículo titulado “Rumbos de la industrialización”, en el cual no se consigna la fecha pero es probable se haya redactado entre el último trimestre de 1959 y el primero de 1960, donde escribió: “Se estableció entonces una división que estudiara las grandes líneas de los proyectos básicos con la idea directriz de poner estos proyectos al servicio de la nación entera, con participación exclusiva o casi exclusiva del Estado. Ellos son: a) Energía y combustible, b) Industria siderúrgica y metálica en general, c) Industria de la caña y sus derivados, d) Industria química en general, e) Plan de desarrollo minero y f) Industria de productos agropecuarios. En este más alto nivel industrial, el Estado dirigirá toda la política económica.
“En industrias derivadas de estas fundamentales, pero no tan importantes, particulares y estado podrían o no estar asociados en una serie de ellas y, en un plano más bajo, solamente particulares intervendrían en la industrialización total del país.” (7)
O sea, el Che concebía que en aquel momento era posible y conveniente organizar la producción industrial en Cuba mediante una combinación de la propiedad estatal y de la propiedad privada sobre los medios de producción, algo que ahora se pone en práctica en nuestro país.
A continuación me interesa destacar las numerosas ideas y planteamientos del Che en materia de dirección de la economía que tienen plena vigencia en la actualidad cubana, aunque no está aplicado en nuestro país el sistema de financiamiento presupuestario que defendía Guevara.
Una de sus principales consideraciones está relacionada con el estricto registro contable de los hechos económicos, la plena utilización del sistema de información estadística con datos exactos, y el control de costos. También daba especial importancia a la productividad. El Che fue un pionero en la aplicación de la computación al procesamiento de los datos estadísticos y contables en las empresas y demás niveles de dirección económica. También apuntó que el impulso más formidable a la producción había que darlo por la vía del desarrollo tecnológico. El desarrollo de la ciencia y la técnica alcanzadas en el capitalismo, decía, puede ser utilizado por el camino socialista sin temor de contagio de la ideología burguesa.
El aporte de mayor significación en el pensamiento económico del Che es haber destacado la relación que existe entre la economía y la espiritualidad humana elevando la importancia de esta última. Quizás donde mejor está expresada esta consideración del Che es en el párrafo siguiente: “Nosotros no concebimos el comunismo como la suma mecánica de bienes de consumo en una sociedad dada, sino como resultado de un acto consciente; de allí la importancia de la educación y, por ende, del trabajo sobre la conciencia de los individuos en el marco de una sociedad en pleno desarrollo material”. (8)
El Che fue también el creador del trabajo voluntario en Cuba como parte de la formación política e ideológica de los ciudadanos. Con su ejemplo personal, movilizó a millones de cubanos en esta práctica.
Hay otros muchos asuntos abordados por el Che que tienen plena vigencia en la economía cubana de hoy. Humberto Pérez González, quien fuera Presidente de la Junta Central de Planificación y tuvo a su cargo el diseño y aplicación del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía aprobado por el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, enumeró sucintamente los siguientes temas del legado del Che en materia de dirección de la economía que son recomendaciones también para el momento actual:
—Fortalecer el papel rector de la planificación teniendo presente la necesidad de que la empresa debe recurrir a sus funcionarios y obreros para discutir los planes, para incorporar a la gente a la producción y a los problemas de la producción.
—Máxima descentralización posible de las decisiones económicas a nivel de empresas y de las unidades económicas de base.
—Tener actualizados los inventarios, sus normas y su valorización.
—Aplicar consecuentemente el sistema de contabilidad, el sistema de información estadística y los reglamentos de costos, índice principal a tener en cuenta para determinar la eficiencia con que trabaja una entidad económica.
—Eliminación de las cuentas por cobrar atrasadas.
—Necesidad de cumplir los contratos de entrega de los productos convenidos con otras empresas y aplicación de sanciones a los incumplidores.
—Necesidad de que los cuadros de la economía estudien y se preparen. Con este propósito el Che creo las Escuelas para Administradores de Empresas.
—Necesidad de preparar un plan perspectivo a 10 años por lo menos y a más tiempo, sobre grandes líneas.
—Necesidad de delimitar nítidamente el papel y las funciones del Partido de las funciones administrativas.
—El Che formuló numerosas críticas y planteamientos sobre la calidad de nuestra producción y servicios, sobre el burocratismo, la indisciplina laboral, las debilidades de los administradores, el acomodamiento, la “blandenguería”, el amiguismo y la coexistencia con lo mal hecho, fenómenos negativos que se siguen manifestando actualmente. (9)
Para terminar esta presentación deseo subrayar que en las circunstancias actuales de utilización del mercado en la construcción socialista se incrementa la apelación al interés material de los trabajadores para aumentar la producción y la eficiencia económica. Al aceptar esta realidad, también debemos identificar los riesgos que ello entraña para la moral individual y social, la cual debe basarse en el comportamiento ético y solidario entre los participantes en el proceso de producción y, en general, entre los ciudadanos. Al respecto, no podemos olvidar la advertencia del Che de que la aplicación de la palanca del interés material “[…] no se convierta en algo que obligue al individuo, en cuanto a individuo, a la colectividad de individuos, a luchar desesperadamente con otros para asegurar determinadas condiciones de producción o distribución que lo coloquen en condiciones privilegiadas. Hacer que el deber social sea el punto fundamental en el cual se apoya todo el esfuerzo del trabajo […]”. (10)
Reafirmando esta idea, en la presentación del Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba en diciembre de 1975 Fidel Castro expresó: “Ahora bien, ningún sistema en el socialismo puede sustituir la política, la ideología, la conciencia de la gente; porque los factores que determinan la eficiencia en la economía capitalista son otros que no pueden existir de ninguna manera en el socialismo, y sigue siendo un factor fundamental y decisivo el aspecto político, el aspecto ideológico y el aspecto moral” (11).
Adquieren especial valor, en las actuales condiciones históricas de nuestro país, las concepciones de Fidel en cuanto a la actitud personal de los cubanos, donde quiera que desenvuelvan sus actividades, cuando señaló: “Revolución es […] modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos […]”. (12)
rmh/fvg
* Doctor en Ciencias Económicas; Presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) (2015-2018); Ministro-Presidente del Comité Estatal de Estadísticas de Cuba (1976-1994)
(Tomado de Firmas Selectas)
Fuentes Bibliográficas:
(1) Ernesto Che Guevara: “El socialismo y el hombre en Cuba”, Marcha, Montevideo, 12 de marzo de 1965, tomado de Obras 1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p. 380.
(2) Carlos Tablada Pérez: “El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2001, p. 15.
(3) Fidel Castro Ruz: “Discurso en el XX Aniversario de la muerte de Ernesto Che Guevara”, El Gran Debate, Ocean Press, 2006, p. 362.
(4) Ernesto Che Guevara: “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, Nuestra Industria, Revista Económica No. 5, La Habana, febrero de 1964, tomado de Obras 1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p. 272.
(5) Carlos Tablada Pérez: “El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2001, p. 22-23.
(6) Ernesto Che Guevara: “El socialismo y el hombre en Cuba”, Marcha, Montevideo, 12 de marzo de 1965, tomado de Obras 1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p. 263.
(7) Orlando Borrego Díaz (compilador): “Rumbos de la industrialización”, CHE en la Revolución Cubana”, t. I, Editorial JOSÉ MARTÍ, La Habana, 2013, pp. 95-96.
(8) Ernesto Che Guevara: “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, Nuestra Industria, Revista Económica No. 5, La Habana, febrero de 1964, tomado de Obras 1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p. 375.
(9) Humberto Pérez González: Discurso de clausura del Congreso Constituyente de la Asociación Nacional de Economistas de Cuba (ANEC), celebrado en el teatro «Lázaro Peña» de la CTC, el 14 de junio de 1979.
(10) Ernesto Che Guevara: “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, Nuestra Industria, Revista Económica No. 5, La Habana, febrero de 1964, tomado de Obras 1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p. 284.
(11) Fidel Castro Ruz: Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, Editado por el Departamento de Orientación Revolucionaria del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, La Habana, 1975, p. 113.
(12) Fidel Castro Ruz: Discurso por el Día Internacional de los Trabajadores el 1 de mayo de 2000, Plaza de la Revolución, La Habana, 2000.