Las actividades económicas, docentes y de comercio se reanudaron tímidamente, el tráfico es fluido en las principales avenidas y se observa una importante presencia policial en las comunas de Puerto Príncipe.
Durante la madrugada del lunes grupos armados invadieron barrios como Debussy, Turgeau, Bois Verna, Canapé-Vert, Pacot y sus alrededores, incendiaron viviendas y amenazaron a los residentes, muchos de los cuales huyeron de sus casas para refugiarse en sitios seguros.
La Policía contrarrestó el ataque y los ciudadanos persiguieron a los integrantes de las pandillas incluso sobre los techos de las edificaciones.
En la mañana los residentes de Canapé Vert, en el sur de la capital, lincharon y luego quemaron los cadáveres de más de una decena de presuntos pandilleros que viajaban en un microbús, confirmó la Policía y añadió que se decomisaron armas y municiones al grupo.
En videos que circulaban en redes sociales, la población aseguró que no permitirá la entrada de bandas armadas a la zona y amenazó con asesinar a todos aquellos que intenten imponer el terror. Por su parte, el primer ministro Ariel Henry cerró la jornada con un mensaje de felicitación a los esfuerzos de la Policía, sin hacer referencia a la violencia que vivió el país.
Henry insistió en la necesidad de restablecer la seguridad para realizar elecciones que permitan el retorno al orden constitucional.
El recrudecimiento de la violencia en Haití tiene lugar a pocas horas que se discuta la situación del país en Naciones Unidas, organización que aboga por el despliegue de tropas extranjeras para contener a las bandas, recordó el analista político Camille Chalmers.
La víspera, un informe del organismo mundial aseguró que la inseguridad en la capital haitiana ha llegado a niveles “comparables a los de países en guerra” y destacó el aumento significativo de homicidios y secuestros.
“El pueblo haitiano sigue sumido en una de las peores crisis de derechos humanos en décadas y en una gran emergencia humanitaria”, lamentó el secretario general Antonio Guterres e indicó que debido al alto número de muertos y la creciente superficie de zonas controladas por bandas armadas, la inseguridad en la capital ha llegado a niveles comparables a los de países en situaciones de conflicto armado.
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