Nació como Le Matin, el 1 de mayo de 1898 bajo la dirección de Guillaume Chéraquit y 15 meses después, ante las dificultades de un periódico matutino, pasó a tener su nombre actual, con el mismo equipo y línea proyectual.
Solo en dos ocasiones cerró sus puertas, en 1915 en el contexto de la ocupación norteamericana, y en 2010 el terremoto que vivió el país impidió su salida durante unos meses.
Desde entonces se convirtió en un multimedio con formato impreso, digital y suplementos deportivo, cultural y juvenil.
El pasado año, en medio de una compleja crisis de inseguridad y escasez de combustible provocada por el bloqueo de las pandillas a la principal terminal petrolera del país, suspendió su edición impresa durante varias semanas, aunque mantuvo el formato digital.
Su jefe editorial, Frantz Duval, lo calificó como “tolerante y moderado desde su primer número, abierto a todas las ideas en un país en el que se ha convertido en el único diario publicado y casi en la única publicación periódica en papel incluidas todas las categorías».
«Le Nouvelliste ha vivido en 125 años todas las turbiedades del pensamiento haitiano, sin desviarse nunca de sus primeros principios”, agregó.
Señaló asimismo que el rotativo nunca se opuso a un poder político y guarda celosamente su libertad de tono y de pensamiento y añadió que “nuestros compromisos más firmes se renuevan en este aniversario” 125 años después.
Indicó que son muchos los retos y los tiempos difíciles para el periódico y para todos los haitianos con una economía en declive desde hace cinco años, reducción del número de páginas, dificultades para producir, transportar, comercializar y encontrar los insumos necesarios, sin embargo, Le Nouvelliste no se rinde.
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