Entre un 25 y 30 por ciento de los menores de 17 años padecen de asma, aunque este padecimiento puede desarrollarse a cualquier edad, refieren los datos de la CCSS.
Citado por el informativo digital CRHoy.com, el especialista en pediatría y neumología del Hospital Nacional de Niños Arturo Solís sostuvo que esta es una afección más pediátrica, como lo confirman las estadísticas, pues -precisó- el 80 por ciento de las personas que la desarrollan lo hacen antes de entrar a la escuela.
Y, apuntó, entre un 15 y un 20 por ciento de los niños que desarrollan asma en la infancia continúan con la enfermedad en la edad adulta.
Sobre la alta incidencia de esta enfermedad en Costa Rica, Solís aseguró que «la riqueza de flora que tenemos, la cual es muy variada, su diversidad, hace que los niveles de ácaros, pólenes que prevalecen en los hogares costarricenses son muy altos, las mascotas, el clima».
También, el especialista no restó importancia al factor genético, pues -aseveró- lo que varía entre un niño y otro es a partir de qué edad comienza a tener manifestaciones asmáticas, pero la gran mayoría nace con esta predisposición, con algunos genes que en algún momento van a expresarse por medio de los signos asmáticos ya mencionados.
Solís indicó que el asma es una enfermedad respiratoria que afecta las vías aéreas; es decir, la tubería conductora del aire del ambiente a los pulmones está crónicamente inflamada, se va cerrando con el paso del tiempo y ante ciertos estímulos produce síntomas como dificultad respiratoria, tos, sibilancia y apretazón de pecho.
Refirió que muchos suelen relacionar este padecimiento con incapacidad para realizar determinadas actividades, sin embargo -señaló- el asma se puede controlar y quienes la padecen pueden disfrutar de una vida normal, siempre y cuando la mantengan en control adecuado y cumpliendo con el tratamiento indicado.
Entre los factores que pueden desencadenar una crisis, Solís mencionó las infecciones respiratorias, como las gripes o influenza, y por otros virus; los cambios de temperatura; el ingreso de la estación lluviosa; la contaminación; el tabaquismo; y olores fuertes.
Además, prosiguió, el polvo, los ácaros y los llamados aero alergenos; es decir, sustancias que se difunden por medio del aire y que van a provocar dentro de esa tubería respiratoria más inflamación, más cierre; así como las emociones fuertes, tanto positivas como negativas.
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