Uno es el migratorio a una semana antes de eliminar el título 42 que republicanos presionan para que se mantenga y echar abajo las medidas de otorgamiento de visas para ordenar el flujo, tomando como base el título 8 que también permite la expulsión de quien ingrese indocumentado.
Esas fuerzas buscan que continúe el caos migratorio en la frontera para justificar un despliegue militar que el gobernador de Texas, Greg Abbot, exige sea de no menos 150 mil soldados en lugar de los mil 500 planteados por el Gobierno en estos primeros días sin el título 42, y que México también militarice su lado.
Según anunciara ayer López Obrador, las partes se esclarecerán entre sí, sobre los alcances de este tema y México insistirá en una mejor cooperación para atacar el éxodo en sus causas con inversiones en los países emisores, y visas temporales de trabajo.
El segundo tema será el relacionado con la controversia sobre el fentanilo, un problema social muy propio de Estados Unidos por su alto consumo, sobre todo entre los jóvenes, y los cárteles mexicanos que lo pasan al otro lado de la frontera, de lo cual buscan culpar a México.
López Obrador intentará convencer a Biden que Estados Unidos tiene abiertas varias puertas para que entre esa droga letal, y no solamente la frontera con México, y que el problema no se resuelve con armas y violencia, sino con más atención a los jóvenes, a las familias, y en general a la sociedad de ese país.
El tercer punto, y no por tal menos interesante, es el relacionado con la cooperación bilateral y la relacionada con el tratado de libre comercio con Canadá conocido por sus siglas T-MEC.
Al margen de los numerosos aspectos pendientes en la integración de América del Norte, como les llaman al tratado trilateral, hay aspectos bilaterales a los que México se refiere con sordina y sin mucho aspaviento, como es el tema monetario-financiero que tanto preocupa a los banqueros en Estados Unidos y en este país.
Precisamente ayer en la conferencia de prensa matutina le preguntaron al mandatario sobre los riesgos de mantener las reservas internacionales expresadas en un sola divisa, el dólar, y el porqué su Gobierno no la diversificaba ante los truenos que están sacudiendo al mercado financiero vecino.
Le recordaron que hay una gran incertidumbre debido a la turbulencia por la que pasa el sistema bancario de Estados Unidos luego de que en menos de dos meses se hundieran el First Republic Bank, el Silicon Valley Bank y el Signature Bank, haciendo oficiales las segunda y tercera quiebras más grandes de ese país.
Hay al menos siete billones de dólares en depósitos bancarios no asegurados en el sistema, de acuerdo con la plataforma Elements.
Sin embargo, López Obrador le restó importancia, dijo que confiaba en el poder del billete verde y que no habría crisis antes de las elecciones presidenciales de 2024 en el vecino país.
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