Ese enclave, fundado en 1961 a 380 kilómetros al sur de Santiago, fue utilizado durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) como centro clandestino de detención, tortura y ejecuciones de opositores políticos.
Además allí se cometieron otros delitos contra los colonos, como violaciones sexuales y pederastia.
Schafer fue condenado en 2006 a 20 años de presidio por varios delitos y murió en abril de 2010 en el hospital de una cárcel chilena.
De sus colaboradores, Malessa es el primer detenido, porque Rudolf Collen, Gerard Mucke, Karl Van Den Berg y Jurt Schnellekamp fallecieron sin que la justicia los alcanzara nunca.
Otros, como Reinhard Döring y Hartmut Hopp, viven en completa impunidad en Alemania.
La jueza de la Corte de Apelaciones de Santiago, Paola Plaza, ordenó ingresar al represor en la cárcel de la ciudad de Mulchén, en la Región del Bío Bío, sindicado de complicidad en los delitos de secuestro y desaparición de detenidos en 1973.
Pocos días después del golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) detuvo a Juan Bosco Maino Canales, Elizabeth de las Mercedes Rojas y Antonio Elizondo y los trasladó a la Colonia Dignidad.
Allí sufrieron torturas y los asesinaron y sus cuerpos quedaron sepultados en una fosa clandestina.
Años más tarde la DINA dispuso que los restos fueran desenterrados y hechos desaparecer, tarea que les fue asignada a Gerard Mucke y Willy Malessa.
En un reportaje posterior realizado por un medio extranjero ambos confesaron su participación en estos actos, pero inexplicablemente siguieron libres durante años hasta ahora que se ordenó la captura del único sobreviviente de los dos.
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