Fue el resultado de una convocatoria de la Presidencia de la República, de manera urgente, para atender la crisis sobre la calidad del agua que se suministra a esta capital y su extensa zona urbana, donde viven más de dos millones de habitantes tras casi tres años de seca.
En el encuentro participaron los ministros de Salud Pública, Desarrollo Social, y del Medio Ambiente y el presidente de Obras Sanitarias del Estado (OSE), entre otras autoridades.
«Se ha definido en diferentes grupos garantizar el costo equivalente a dos litros de agua por día durante un mes en diferentes poblaciones», anunció el titular de Medio Ambiente, Martín Lema.
La medida incluye a pobladores de Montevideo y el departamento vecino de Canelones, para personas necesitadas y registradas en programas del Mides, en particular embarazadas y pacientes de enfermedades crónicas.
Mientras, la demanda de agua embotellada se triplica, y el sindicato de OSE criticó políticas oficiales respecto a la calidad del agua que suministra la dependencia pública a la población.
Resulta la saga de la crisis hídrica provocada por la sequía y la decisión de OSE, en conjunto con otras instituciones públicas, de buscar otras fuentes de abastecimiento que, al final, resultan en agua con sabor y mayor componente salobre en el grifo de la población.
El asunto desterró más de una puja política que hasta hace unos días ocupaba los titulares de medios de comunicación, donde ahora se reflejan advertencias sobre el peligro para sectores poblacionales, incluidos menores y pacientes de varias enfermedades, por consumir mayores niveles de cloruro y sodio.
Desde la oposición política, el Frente Amplio, se cuestiona la falta de inversiones en la actual administración, cuyo proyecto insigne, denominado Azaratí, que demorará, está calificado como el de mayor envergadura hidráulica de la República.
En este contexto el presidente de la Federación de Funcionarios de OSE, Federico Kleimerman, calificó en conferencia de prensa el actual desempeño gubernamental de “política totalmente improvisada”.
Añadió peores calificativos a la táctica comunicacional, “errática y equivocada” sobre “algo tan importante y delicado como el agua potable”.
Kreimerman aseguró que los comunicados oficiales acerca de la potabilidad del producto “son de carácter ambiguo”.
“La han definido como agua segura, pero no es una definición técnica”, afirmó.
“Le reclamamos a las autoridades de OSE y del Ministerio de Salud Pública que digan con claridad si el agua que está saliendo en el área metropolitana es potable o no”, dijo.
Además, se refirió a las recomendaciones de las autoridades sanitarias, acerca de la compra y consumo de agua embotellada.
“Se recomienda tomar agua embotellada; esto es un disparate. Si no me es posible comprar agua embotellada, ¿Qué hago con la salud de mi familia y la mía?”, cuestionó.
Su opinión tiene que ver con sectores poblacionales que viven bajo el nivel de pobreza, y no tienen en el bolsillo para pagar ese producto.
Al propio tiempo, la agrupación gremial de establecimientos comerciales, Cambandu, en palabras de su presidente, Daniel Fernández, informó que en los últimos días se triplicó el consumo de agua embotellada en la capital.
El empresario afirmó que ante la creciente salinidad del agua que entrega OSE “no hay stock que aguante”.
Resulta una afirmación que se comprueba con la falta en los expendios de algunas presentaciones del vital líquido, en particular la más popular, un bidón que contiene 6,25 litros con costo de 130 pesos, poco menos de 3,50 dólares.
En los establecimientos del barrio Pocitos, en el sur de Montevideo, donde está instalada Prensa Latina, “volaron” esos garrafones, según comentaron varios comerciantes.
Mientras tanto, el Ministerio de Salud Pública recomienda especialmente a los pacientes con hipertensión arterial, problemas cardíacos y deficiencia renal que reduzcan el consumo de agua de OSE y lo sustituyan por agua envasada. jf/ool
