De acuerdo con la fuente, el sistema judicial del gigante sudamericano reabrió el caso de fraude penal en enero pasado por un presunto incidente de 2008 en el que legislador gastó casi 700 dólares con una chequera robada y bajo un nombre falso en una tienda de ropa cerca de Río de Janeiro.
Un juez en Brasil aceptó los cargos contra Santos en 2011, pero las citaciones posteriores quedaron sin respuesta y las autoridades no pudieron determinar su paradero, por lo que el caso se suspendió en 2013.
Más tarde, fue fácil dar con su ubicación pues saltó a la fama cuando ocupó su escaño en el Congreso estadounidense.
Según difundió The Hill, Santos confesó el robo y acordó pagar restitución y multas a cambio del retiro de la demanda criminal.
Sobre el representante republicano pesan en Estados Unidos 13 cargos federales de los que se declaró inocente el pasado miércoles en un juzgado en Central Islip, en territorio neoyorkino.
El legislador, que admitió haber fabricado partes de su currículum mientras hacía campaña por su asiento en la Cámara Baja, fue acusado de siete cargos de fraude electrónico, tres de lavado de dinero, uno de robo de fondos públicos y dos de hacer declaraciones materialmente falsas a la Cámara de Representantes.
Pese a las imputaciones, Santos insiste en presentarse a la reelección por su escaño el año venidero.
De ser hallado culpable, enfrenta una pena de hasta 20 años en prisión, acorde con expertos.
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